Читать книгу: «Miradas territoriales a los estudios urbano-regionales», страница 2

Шрифт:

Los aportes de la geografía

Los geógrafos realizaron sus primeros análisis desde una perspectiva descriptiva y morfológica mediante el estudio caso, sin embargo, sus investigaciones, a pesar de ser particulares y de tipo empírico sobre localización industrial, han contribuido a un mayor entendimiento de este fenómeno espacial.

Entre los aportes más destacados se encuentra el de G. Renner (1947-1950), citado por Precedo y Villarino, (1992), cuya formulación expresaba que “una industria tiende a localizarse en aquel punto que les proporcione un acceso óptimo a sus elementos componente” (p. 26). Esta idea compagina con el modelo de Alfred Weber (tabla 1.1), que se analizará más adelante y que trata de encontrar un lugar central entre el mercado y las materias primas. Otro aporte importante de Renner es el concepto de simbiosis industrial, que se asemeja al desarrollado desde la economía como aglomeración.

Otra contribución importante tiene que ver con los tres principios de E. M Rawstron (Precedo y Villarino, 1992), que explican cómo la elección de localización se restringe por una viabilidad económica, sustentada en los principios de restricción física, restricción económica y restricción técnica, los cuales determinarán un costo total de localización, que al mismo tiempo fijará unos márgenes especiales de beneficio. En otras palabras, en “la teoría de Rawstron está explícita la idea de las restricciones espaciales, e implícitamente la elección locacional a partir del establecimiento de los márgenes de beneficio” (pp. 27-28).

El modelo del geógrafo inglés David Smith es otra de los aportes más importantes en el campo teórico de la localización industrial, su mode-lo recibe el nombre de teoría espacial de coste-beneficio, y en ella expresa que “la localización óptima de una empresa es aquella donde el beneficio es máximo” (Precedo y Villarino, 1992, p. 29). Es decir, que, como los costos y los ingresos varían de un lugar a otro, se debe buscar, por tanto, aquella localización donde los ingresos sean los máximos y los costos sean los mínimos.

Finalmente, otro aporte desde la geografía fue el modelo que introdujo el método comportamental, ya que para este el hombre económico completamente informado no existe, por lo que las decisiones de localización son en realidad subóptimas.

Las teorías clásicas de localización de actividades económicas

Las teorías clásicas de localización han desarrollado su investigación especialmente para la actividad industrial, reflejadas en la búsqueda de soluciones óptimas que dan mayor peso a variables, como: el costo de transporte del producto final, el precio y la cercanía de los insumos y las relaciones con los productores y el mercado; en otras palabras, minimizar costos de producción, todo sobre la base de la competencia perfecta, de la racionalidad económica del individuo metodológico.

Algunos autores han distinguido los principales aportes de esta teoría en tres grupos, lo cual permite entender mejor el alcance y los límites que tiene cada una (tabla 1.1):

1. Los aportes del modelo de Von Thünen (1820), pionero en este campo teórico para la economía, relaciona la localización de los usos agrarios de acuerdo con la distancia del mercado urbano, de modo que es la renta de suelo uno de los factores que ayudaría a explicar el emplazamiento de las actividades económicas, dado que aquellas que requieren estar más cerca de la ciudad estarán dispuestas a pagar un precio más alto.

Al reconocer los limitantes de esta teoría, por estar fundada en la competencia perfecta, esta ayuda a comprender la instalación de los establecimientos manufactureros en la corona metropolitana, puesto que, al tener una ocupación de carácter extensivo, no estarían dispuestos a pagar los elevados precios del suelo de los espacios centrales si no se hace necesario.

2. La teoría del mínimo coste, cuyo principal representante es Alfred Weber (1905), quien basa su análisis en la minimización de los costos de transporte tanto para acceder a los insumos como al mercado (demanda), es decir, esta teoría permitiría inferir que aquellas industrias cuyas materias primas tengan un peso importante en sus costos se orientarán hacia esta fuente, como es el caso de las actividades extractivistas.

Al igual que con el modelo de Von Thünen, es claro lo limitado de esta teoría por los supuestos que maneja, pero da luces para entender la desconcentración industrial en la búsqueda de reducir los costos de producción de acuerdo con su sensibilidad a las economías de aglomeración.

3. El tercer grupo analiza la localización industrial desde las áreas de mercado, pues defienden que el lugar óptimo de una empresa es aquel en el que pueda acceder a un mayor número de consumidores. Los principales representantes de este pensamiento son August Lösch, y otros autores que contribuyen a estos temas, tal como lo señalan Precedo y Villarino, (1992). En otras palabras, estos autores trataron de explicar el alcance del mercado para cada una de las empresas, ya que estas se encontraban protegidas por los accidentes geográficos.

Estos modelos se basan en el supuesto de la distribución de la demanda, a diferencia de Weber que establece un solo mercado, los representantes de esta corriente defienden la existencia de varios consumidores concentrados en el espacio, por lo que la localización óptima será aquella en la que el productor se acerque más a esta demanda (Precedo y Villarino, 1992).

Precedo y Villarino (1992) reconocen otros análisis, como la teoría de coste-beneficio de Smith, y los aportes de Walter Isard, que centran su análisis en la variación en el tiempo y en el espacio de los costos y de los ingresos, en busca de la maximización del beneficio a través de la sustitución de los factores para obtener la mejor combinación.

Tabla 1.1. Modelos económicos en las teorías de la localización



Fuente: Elaboración propia según Camagni (2005), Krugman (1994), Méndez (1997), Polese (1998) y Precedo y Villarino (1992).

Esquema gráfico. Localización de actividades agrarias de Von Thünen


Esquema gráfico. La teoría del mínimo coste de Weber


Esquema gráfico. Las áreas de mercado de Lösch y Christaller


Como se puede observar en la tabla 1.1, muchas de las limitaciones de los modelos clásicos de localización están dadas por los supuestos de competencia perfecta en los que se fundamentan, pero aun así siguen teniendo validez interpretativa para analizar la geografía económica. Ejemplo de ello es la importancia de los costos de transporte en la localización de actividades económicas, pero ya no asumidos como estáticos, sino desde los costos de transbordo y centros intermodales que permiten reducir los costos de transporte de las mercancías, por lo cual se consolidan en muchas regiones grandes corredores industriales y de logística (figura 1.1).

Figura 1.1. Coste de transporte como factor de localización en la actualidad.


Fuente: Elaboración propia según Méndez (1997, pp. 279-280).

La teoría de localización de actividades económicas desde la economía espacial o nueva geografía económica (economías de aglomeración)

Aclarada esa perspectiva histórica, y reconociendo las limitaciones de los supuestos que fundamentan las teorías clásicas de localización, desde la década de 1970, como se mencionaba, han surgido nuevas propuestas para entender la relación entre las variables espaciales y las económicas, a partir del avance en las herramientas técnicas que permitieron incorporar los rendimientos crecientes y la competencia imperfecta, supuestos más cercanos a la realidad.

De esta manera, las nuevas propuestas teóricas retoman las denominadas economías externas introducidas por Alfred Marshall, al referirse a las ventajas que tenía una industria de producir dentro la zona de Sheffield, caracterizada por la concentración espacial de las industrias de cuchillería. En este sentido, las ventajas de localizarse cerca de otros productores en la misma la rama industrial eran:

• Estar cerca de los proveedores especializados

• Mercado laboral especializado y disponible

• La circulación de la información con mayor facilidad al estar concentrada geográficamente esta rama industrial (Krugman, 1999)

En este orden ideas, las economías externas fueron introducidas en el análisis económico espacial para dar explicación a las concentraciones de actividades económicas en un determinado territorio, en alusión a ellas como un factor externo a las empresas que les permitía ganar en productividad al estar cerca de otras actividades (Polèse, 1998).

Por esta razón, al industrial le resultaba más rentable buscar un lugar donde encontrarse con otros productores y contar, además, con el mercado laboral para el desarrollo de su actividad manufacturera, es decir, se presenta una lógica circular en que se autorreforzaba la concentración en el espacio de actividades económicas, y sobrevenían las denominadas economías de aglomeración, que corresponden a las ganancias en productividad por la existencia de economías externas (Camagni, 2005; Krugman, 1994; Polese, 1998).

Como se puede evidenciar en la figura 1.2, la concentración espacial a través de las economías de aglomeración acarrea una serie de beneficios a las firmas que se emplacen en esos espacios, que van desde la reducción de los costos de producción hasta el acceso a información y tecnología a la que es difícil de adherirse si no se hace parte de este lugar. Algunos de los efectos positivos que acarrean las economías de aglomeración en el territorio son (Camagni, 2005):

Figura 1.2. Economías de aglomeración.


Fuente: Elaboración propia según Camagni (2005), García y Muñiz (2005), Krugman (1994), Méndez (1997) y Polese (1998).

• Reducción de los costos de transacciones debido a la proximidad geográfica de las diferentes empresas

• Difusión de los procesos de innovación

• Sinergias entre las diferentes actividades económicas que consolidan la economía local

• Incremento del stock del capital humano gracias a las dinámicas del mercado laboral

• Aparición de economías de escala en la prestación de los servicios públicos

Dentro de este análisis, se destaca el stock de capital e inversión pública con que cuenta un territorio (economías de urbanización) como uno los principales factores que inciden en las localizaciones de actividades económicas, al generar un ahorro privado para productores que quieren asentarse en un determinado territorio (Méndez, 1997) (figura 1.3).

Figura 1.3. Stock capital público como factor de localización.


Fuente: Elaboración propia según Méndez (1997, p. 283).

Al reconocer la causación circular de la concentración de actividades económicas, en que las economías de aglomeración autorrefuerzan progresivamente los procesos de localización de actividades económicas, Krugman (1994) establece que este proceso tiene un límite, es decir, se llega a un punto de equilibrio entre “las fuerzas centrípetas, esto es, las que tienden a provocar una concentración espacial de la actividad económica, y las fuerzas centrífugas, que se oponen a dichas concentraciones” (p. 19), que termina por moldear la estructura económica del territorio.

En este sentido, Krugman (1994) reconoce como fuerzas centrífugas y fuerzas centrípetas los factores que se describen en la figura 1.4.

Figura 1.4. Lista de algunas fuerzas centrípetas y centrífugas de algunos modelos de crecimiento urbano según Krugman.


Fuente: Elaboración propia según Krugman (1994, p. 243).

Asimismo, lo reconoce Méndez (1997) al referirse a las deseconomías externas de aglomeración: “Al elevar los costes empresariales (encarecimientos del suelo, los inmuebles, los salarios, etc.), favorecen la relocalización de aquellas actividades no necesitadas de un alto nivel de centralidad, provocando movimientos de carácter centrífugo frente a las anteriores tendencias centrípetas, con la reducción de algunos contrastes” (p. 288).

La dinámica del sistema de localización: una mirada teórica a la desconcentración de actividades económicas

Según lo establecido en la sección anterior, algunos investigadores han reconocido que la desconcentración de actividades económicas asociadas a las ciudades primadas (principales) se realiza en zonas cercanas a estas aglomeraciones; en esta medida, los efectos o las economías de aglomeración siguen siendo un punto importante para la localización de actividades económicas, situación que coincide con el campo de externalidad metropolitana. García y Muñiz (2005) identifican tres factores que estimulan o ayudan a comprender esta desconcentración de la actividad industrial del centro de las ciudades:

• La planeación, pues muchas de estas propuestas políticas terminan por expulsar o desplazar las actividades industriales ante el rigor de las normativas por las externalidades que dichas actividades generan, además de darles prioridad a otros usos con más intensidad (sector servicios) de acuerdo con las nuevas demandas espaciales del mercado.

• Deseconomías de la aglomeración de la ciudad central: la congestión vial es uno de los factores que lleva a muchas industrias de ocupación extensiva a buscar otros espacios que les permitan realizar sus labores manufactureras de manera más eficiente.

• Abaratamiento de los costes de transporte o evolución en los medios de transporte y sistemas viales, que les permite desplazarse de la ciudad central sin dejar de estar relativamente cerca de las ventajas que traen las economías de aglomeración (García y Muñiz, 2005).

En esta perspectiva, se destaca el modelo de crecimiento regional de Jerome H. Friedman (1966), que reconoce varias etapas del crecimiento espacial de la industria, coincidente con algunos de los planteamientos de Philippe Aydalot, pues ambos parten y terminan con la dispersión industrial, cuya última etapa se caracteriza por los procesos de desconcentración (Precedo y Villarino, 1992).

La primera fase es conocida como sociedad preindustrial, que tiene como característica la localización de la industria en centros locales independientes con muy poca interconexión. En la segunda, se empiezan aprovechar las economías de escala, por lo que recibe el nombre de industrialización inicial, que da lugar al surgimiento de algunos polos de desarrollo bajo la estructura de centro-periferia, mientras las regiones donde no se localizan las actividades industriales son succionadas de sus recursos, efecto conocido como backwash (Precedo y Villarino, 1992).

La tercera etapa es denominada madurez industrial, en la que el centro o polo de desarrollo sigue teniendo la importancia de la fase anterior gracias a las economías de aglomeración, pero al mismo tiempo surge un proceso de descentralización industrial (efecto spread) hacia ciertas regiones de la periferia, donde llegan a localizarse filiales de las empresas que permanecen en el centro, todo justificado en la reducción de los costos de transporte. Es importante señalar que los corredores de transporte son los principales ejes de esta descentralización productiva (Precedo y Villarino, 1992).

En la cuarta y última etapa, se logra la integración del sistema regional, pues se consolida el proceso de descentralización industrial, aunque los centros de decisión permanecen en el centro (Precedo y Villarino, 1992).

Otros autores como Méndez (1997) reconocen también que no solo existe un proceso de expulsión (push) por las deseconomías que se presentan en las grandes ciudades, sino que también en las regiones cercanas y bien comunicadas a estas aglomeraciones se presentan factores de atracción (pull), como la abundante oferta de suelo, las políticas de apoyo local, los costes menores de mano de obra, entre otros.

Además, Méndez (1997) distingue varios tipos de difusión territoriales de las actividades económicas en el actual modelo de desconcentración (figura 1.5).

Figura 1.5. Tipos de difusión territorial de las actividades económicas.


Fuente: Elaboración propia según Méndez (1997).

En este punto es importante recordar a Lotero (2009), quien manifestaba que uno de los objetivos de la aplicación de las políticas aperturistas para Colombia era desconcentrar las actividades económicas para alcanzar el desarrollo de las regiones más atrasadas, pero este propósito no se alcanzó. Al contrario, desde la escala nacional, la actividades industriales se polarizaron aún más en las áreas metropolitanas de las ciudades primadas del país, tras lo cual se consolidó el proceso de desconcentración concentrada en el campo aglomerativo metropolitano que ocurre desde la década de 1970; en otras palabras, desde la escala nacional, no se desencadenaron fuerzas centrífugas con la apertura, pero, desde una escala regional metropolitana, estas se vienen manifestando desde la década de 1980 (Lotero, 2009).

En este mismo campo de análisis, Polese (1998) resalta que los cambios de usos del suelo, tanto en la parte central como en los suburbios, hacen parte de un proceso de expulsión-sucesión, puesto que lo que realmente ocurre en el centro de la ciudad es un cambio en las actividades económicas que se venían desarrollando. En cuanto a las localidades que reciben las actividades desconcentradas, las denomina espacios en mutación, que albergan en gran medida el éxodo de las actividades manufactureras que buscan emplazarse en los límites del perímetro de expansión suburbano.

Asimismo, el geógrafo español Ricardo Méndez ha realizado varios estudios sobre las transformaciones económicas y territoriales de los procesos de localización y desconcentración de la industria en las áreas metropolitanas de algunas ciudades españolas. Entre sus principales conclusiones o síntesis de este proceso, se encuentran:

• Comportamiento muy dinámico, localizándose parques industriales y empresariales a los que se trasladan actividades y funciones necesitadas de accesibilidad y estatus, lo que explica su ubicación en sectores muy valorados, con buena accesibilidad y próximos a áreas residenciales de calidad (Caravaca y Méndez, 2003, p. 46).

• En coherencia con lo anterior, Caravaca y Méndez (2003) postulan como ejemplo la ciudad de Madrid, cuyo proceso de relocalización industrial se caracteriza por presentar una ocupación de carácter axial, es decir, las actividades económicas de ocupación extensiva se han desconcentrado a lo largo de las vías que salen de esta ciudad y han conformado un mapa industrial en forma tentacular, dado por las ventajas que encuentran al estar cerca de la metrópoli nacional (Méndez, 2001).

• Otros de los principales aportes de Méndez para entender la desconcentración industrial es enmarcar este proceso dentro del cambio de la ciudad nuclear metropolitana a la de la región metropolitana, esta última se caracteriza por presentar una reducción de la participación de las actividades industriales en la ciudad central, mientras que los núcleos próximos en la corona metropolitana o espacio dependiente ganan participación en este rubro. La corona metropolitana no solo recibe las industrias que se trasladan de la ciudad central, sino que también llegan a este espacio industrias provenientes de otras regiones, ampliaciones de empresas que permanecen con parte de su producción en la ciudad central y nuevas industriales locales (Caravaca y Méndez, 2003) (figura 1.6).

Figura 1.6. Tipos de implantaciones industriales en la corona metropolitana.


Fuente: Caravaca y Méndez (2003, p. 44)

• En este orden de ideas, Caravaca y Méndez (2003) hablan de la ampliación del campo de externalidad metropolitana citando a Giuseppe Dematteis, o de una metropolización expandida utilizando el concepto empleado por Carlos de Mattos, para referirse a la dinámica económica que se presenta en las localidades vecinas al núcleo central metropolitano. Esta situación acarrea unas demandas territoriales en materia económica, espacial, ambiental, social, etc., que deben ser previstas por las políticas de desarrollo y ordenación territorial, pues de no ser así podrían afectar la competitividad de la región.

• Otras de las síntesis realizadas por los autores referidos, en el análisis de las economías metropolitanas, es destacar el dinamismo que estas siguen teniendo a pesar de que desde las teorías de producción flexible argumentaban que entrarían en declive. En otras palabras, el catedrático español resume las características que desde la bibliografía de la geografía económica se le da a la evolución de las transformaciones espaciales de la economía metropolitana.

En síntesis, los trabajos de Caravaca y Méndez (2003) resaltan la importancia y el dinamismo económico que ocurren en las coronas metropolitanas y las tensiones que allí se presentan, conflicto al cual las municipalidades deben responder adecuadamente por las demandas espaciales de los nuevos actores, es decir, las entidades territoriales pueden incurrir en costo de oportunidad territorial si no aplican adecuadamente los instrumentos de intervención urbanística estatal.

Finalmente, Moncayo (2004) menciona algunos estudios de localización de actividades económicas desde la perspectiva del desarrollo regional, y los separa, además, de acuerdo con el enfoque teórico bajo el cual fueron realizados. En este sentido, Moncayo distingue para la década de 1990 un especial interés por los temas de la geografía económica y el desarrollo regional, de acuerdo con las corrientes intelectuales que estaban de moda. En las décadas de 1970 y 1980, las investigaciones fueron pocas y se centraron en los estudios de caso para la localización industrial y la evolución histórica de las disparidades regionales.

Sobre los estudios de localización industrial, Moncayo (2004) señala que estos lograron establecer nociones y regularidades espaciales de las actividades económicas en el país:

• Difusión de actividades económicas en el modelo cuadricefálico, la industria se consolidó en las principales ciudades del país (Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla), aunque los últimos años Bogotá ha ganado participación en este sector en relación con las demás ciudades.

• Correlación directa entre tamaño, empleo, productividad y grado de mecanización de las empresas y la talla de los centros urbanos.

• Metropolización de los sectores más dinámicos en las ciudades más grandes, este patrón es semejante al concepto de campo de externalidad metropolitana utilizado por Ricardo Méndez, al referirse al asentamiento de actividades económicas en los municipios periféricos a las principales ciudades del país.

• Correlación inversa entre tamaño de los centros urbanos y el grado de especialización, con esta afirmación aludía a la localización de industrias, como la minería en algunas municipalidades, que no se caracterizaban por tener un número importante de población.

En esta misma perspectiva, el autor resalta las metodologías utilizadas para analizar los procesos de localización, como los índices de concentración y especialización industrial.

Жанры и теги

Возрастное ограничение:
0+
Объем:
281 стр. 52 иллюстрации
ISBN:
9789587648553
Правообладатель:
Bookwire
Формат скачивания:
Аудио
Средний рейтинг 4,2 на основе 360 оценок
Черновик
Средний рейтинг 5 на основе 129 оценок
Аудио
Средний рейтинг 4,6 на основе 681 оценок
Текст, доступен аудиоформат
Средний рейтинг 4,3 на основе 485 оценок
По подписке
Текст, доступен аудиоформат
Средний рейтинг 5 на основе 433 оценок
Аудио
Средний рейтинг 4,7 на основе 1818 оценок
Текст, доступен аудиоформат
Средний рейтинг 4,3 на основе 984 оценок
Аудио
Средний рейтинг 5 на основе 426 оценок
18+
Текст
Средний рейтинг 4,8 на основе 774 оценок