Читать книгу: «Memorias de posguerra», страница 4

Шрифт:

P.: ¿Qué recuerdos tiene de Valencia?

R.: Mire, no era el tiempo para fijarnos en la ciudad. Sí recuerdo, sin embargo una portada barroca excelente de un museo.

P.: ¿El Palacio del Marqués de Dos Aguas?

R.: Sí, ese mismo. En fin… los recuerdos se pierden al paso de los años. Había tal excitación en la calle. Veías a los jóvenes milicianos que regresaban heridos del frente. Veías a la gente con esos monos que llevaba todo el mundo. Creo que eran de color verde. Bueno, los primeros días no vimos prácticamente nada, pues estuvimos ocupados en montar la exposición en el Ateneo Popular de Valencia. Fue entonces cuando apareció José Renau. Entre todos montamos la muestra de Cien Años de Grabado Político Mexicano. Creo que llevamos como cincuenta o sesenta grabados. Unos antiguos y otros contemporáneos. Quizás Fernando Gamboa se acuerde. Él había encontrado un grabado político alusivo a la guerra de la independencia. Un grabado del siglo XVIII. Presentamos la exposición frente a la Plaza de Emilio Castelar. Por allí, más o menos. Recuerdo un gran calor de amistad de los valencianos.

P.: ¿Tiene alguna anécdota de aquella estancia?

R.: Pues sí. De la residencia donde estábamos. La casa tenía un baño común. Allí me encontré a un señor muy educado que salía del baño con las manos temblando. Como si tuviera el mal de Parkinson. Luego me enteré que era el que les había cosido la boca a los mineros rebeldes de Asturias con alambre. Había falangistas y monárquicos españoles refugiados en la Embajada de México. Nunca se les veía. Muchos franquistas habían recurrido al refugio de la Embajada de México porque era de las más seguras. Creo que todas las Embajadas eran seguras pues la República española no había violado el espacio de ninguna embajada extranjera.

P.: ¿Quién era el embajador de México en España?

R.: El embajador de México en España don Ramón de Negri. Era un mexicano que había sido distinguido durante la Revolución mexicana, tenía como hijastro con una dama argentina a Carlos de Negri un periodista notorio en México porque era nefasto. Lo vimos en Barcelona. Llevaba el brazalete de las Juventudes Socialistas Unificadas de Cataluña haciendo cosas que denigraron a su pobre padre.

P.: ¿A quién conoció en España?

R.: No tenía entonces muchas relaciones culturales. Yo no era un intelectual. Pero entonces era un artista inmaduro. Quien iba al encuentro con sus iguales o sus superiores y le dedicó mucho tiempo fue Octavio Paz. Fue al encuentro de los literatos españoles más que a la lucha política. Allí hizo muchas relaciones con los escritores españoles. Para él ir a España, supongo, fue muy importante. Creó las relaciones que fueron definitivas para su carrera. No para su talento que ya lo tenía. Yo no estoy denigrando a nadie. Solo doy testimonio de lo que hizo en el viaje a España.

P.: Luego viajaron a Madrid.

R.: Desde Valencia fuimos a Madrid y allí encontramos a Rafael Alberti. Yo lo había conocido cuando viajó a México con María Teresa en 1935. Guardo un retrato con Rafael Alberti en la Alameda de México. La sede de la Alianza de Intelectuales para la Defensa de la Cultura estaba, en Madrid, en el Palacio de los Marqueses de Heredia Spínola. El escritor Alberti era de tal exuberancia que una noche invitó a la delegación mexicana –José Mancisidor, Silvestre Revueltas, Fernando Gamboa, etc.– a la sede de la Alianza. Con él estaba Santiago Ontañón. Al salir de la reunión me dice Silvestre Revueltas: ¡Qué bien hablan los españoles!

Porque nosotros no habíamos abierto la boca en toda la noche. Para nosotros los españoles eran tan exuberantes en su voz, habla, tono que nos dejaron orillados. Tanto Silvestre Revueltas como José Mancisidor eran hombres de pensamiento. Fue una experiencia inolvidable.

P.: ¿Qué recuerdos tiene de Madrid?

R.: Nosotros estuvimos en el Barrio de Arguelles de Madrid. Simplemente. En ese viaje hice pequeños dibujos y tomé muchas notas. Conservo algunas. Incluso al regreso hice algunas litografías. Me impactaron mucho los bombardeos y la presencia de los anarquistas.

P.: ¿Tuvieron algún problema en ese viaje?

R.: Nosotros fuimos a España en representación del gobierno del Lázaro Cárdenas. Tanto la Unión Soviética como México habían enviado armas a España. Entonces los anarquistas estaban en contra de la Unión Soviética y algunos anarquistas quisieron tomarnos a nosotros como bandera contra Rusia. Ahí hay que destacar las proezas dialécticas de José Mancisidor para no entrar en conflicto con los anarquistas y los trotskistas. Pero tampoco servir de bandera al antisovietismo de estas gentes. Era un asunto delicado. Solamente la gran experiencia política de José Mancisidor nos evitó problemas.

P.: ¿Qué recuerda de Silvestre Revueltas?10

R.: En Valencia el músico Silvestre Revueltas dirigió conciertos de sus piezas musicales. El público eran milicianos y otros particulares. La música de Silvestre gustó mucho. Es una música estallante, con mucho color, drama y alegría. Eran un gran compositor… Realmente tuvimos unas experiencias magníficas. Tuvo mucho éxito en Madrid, Barcelona y Valencia. Creo recordar que en Barcelona tocó con la Orquesta de Pau Casals.

P.: ¿Algún recuerdo más de la guerra?

R.: Sí, en una ocasión nos invitaron a una playa cerca de un Sanatorio para los heridos de guerra en Benicásim. Llegamos allí y de pronto las dos bellas mujeres de nuestro grupo –Susana Steel y Elena Garro– en plena juventud deciden meterse en el mar. Susana era una mujer corpulenta de una belleza similar a la Diana Cazadora. Una norteamericana de gran vigor. Y Elena no llevaba traje de baño. Se puso los calzones de Octavio sin su permiso y con una pañoleta al pecho se zambulló en la playa. De pronto se oyó un rugido de todos los heridos que gritaban ante el inaudito espectáculo. Inolvidable.

P.: ¿Y de su viaje a Madrid?

R.: Recuerdo mi paso por el Hotel Palace de Madrid. Allí hice muchos dibujos de heridos de la guerra. Horribles pero testimoniales. Ojalá hubiera tenido mayor madurez como artista. Tal vez hubiera hecho algo mejor.

P.: ¿Usted colaboró en alguna revista española?

R.: La revista Nueva Cultura publicó algún dibujo mío. Yo era entonces muy joven. Al llegar a Valencia tenía un cierto talento. Pero no tenía la madurez de Goya.

P.: ¿Asistió a alguna sesión del Congreso de Intelectuales en Defensa de la Cultura celebrado en Valencia?

R.: Me asomé alguna vez pero tanto Fernando Gamboa como yo nos centramos en la exposición y en la realización de algunos carteles. Recuerdo que uno de los carteles tenían imágenes de campesinos mexicanos. Gamboa era un excelente diseñador gráfico. Más que un creador de imágenes. Un excelente museógrafo. Se entrenó para pintor pero desarrolló su talento como organizador y museógrafo.

P.: ¿Qué papel jugó la delegación mexicana en el Congreso de Valencia?

R.: La participación más destacada fue de los escritores José Mancisidor y Octavio Paz. Juan de la Cabada era un hombre de un gran valor político pero no era un orador. Era sobre todo un narrador oral.

P.: ¿Encontró al pintor Siqueiros en Valencia?

R.: No. A Siqueiros lo vi en el frente de Córdoba. Allí fuimos invitados por un coronel veracruzano Juan Bautista Gómez, paisano de José Mancisidor. Fuimos a verlo Mancisidor, Revueltas y yo. Como Revueltas era dipsómano, entre Mancisidor y yo nos ocupábamos de que no bebiera. Que no cayera en el alcoholismo. Silvestre me quería mucho pero yo era muy joven para contenerlo. Silvestre me decía:

–Muchacho vertical, déjeme en paz.

Estando en esa población cordobesa se presentó Siqueiros vestido de riguroso uniforme y con dos ayudantes. Todo muy teatral. Al quitarse el quepis descubrimos su rizada y larga melena mientras que sus ayudantes iban rigurosamente con la cabeza rapada. Fue un encuentro cariñoso. A Angélica Arenal no la vimos.

P.: ¿Encontró en España a Tina Modotti?

R.: No la vi en España. La encontré en México tras la guerra. La vi con Vittorio Vidali. Ellos quisieron trabajar en el Partido Comunista Mexicano. Él era un militante bastante influyente. Lo conocí como cartonero, es decir dibujante político. Él participaba en la redacción de La Voz de México. A veces iba a la redacción acompañado de una señora de aspecto triste, gris, pelo cano, algo marchita. Yo no sabía que era Tina Modotti.

P.: Pero entonces apenas tenía cuarenta y pico años.

R.: Yo la conocí así. Totalmente marchita. Al cabo de varias veces me di cuenta que era Tina Modotti.

P.: ¿Tina Modotti, leyenda o realidad?

R.: Creo que Tina Modotti por sus convicciones se entregó completamente a la lucha política y dejó la fotografía. En España no hizo fotografías. Al volver a México no sé si hizo algo. Quizás algún encargo para sobrevivir. Yo creo que la militancia política y el fanatismo acabaron con ella. La consumió. Era una época propicia al fanatismo.

P.: ¿Cuánto tiempo estuvo en España?

R.: Estuvimos en Madrid, Barcelona y Valencia. Allí descubrí los bombardeos. Sobre todo los bombardeos de los aviones italianos. Ya le dije que estuvimos una vez en el barrio de Arguelles de Madrid. Nosotros nunca estuvimos cerca del frente. Yo recuerdo el barrio de Arguelles como la Ciudad de México tras un terremoto. Recuerdo que imprudentemente alguien dejó de seguir las instrucciones de quien nos acompañaba y oímos el sonido de las balas encima de nuestras cabezas. Estaban tirando desde una trinchera. En Madrid teníamos instrucciones de no salir de noche por el peligro de los francotiradores que disparaban a los transeúntes por la noche. Acabo de ver en la televisión mexicana un reportaje sobre la guerra civil española que me devolvió todos los recuerdos y sentí todo el horror de una guerra.

P.: ¿Qué hace al volver a México?

R.: Sigo militando en el Partido Comunista Mexicano y al llegar los exiliados me vinculó a los refugiados, sobre todo a los artistas. En particular a Miguel Prieto a quien conocimos en la sede de la Alianza de Intelectuales en Defensa de la Cultura de Madrid. Era un buen tipo. Pequeño de estatura. Muy callado. Al llegar a México lo tratamos a menudo. A él le debemos un nuevo diseño tipográfico de la prensa cultural mexicana. A Miguel Prieto y a Vicente Rojo que fue su alumno.

P.: ¿Los artistas españoles colaboraron en el Taller de Gráfica Popular?

R.: Invitamos a los compañeros españoles que vinieran a trabajar con nosotros. Pero no vinieron. Enrique Climent y Rodríguez Luna vinieron alguna vez. Climent hizo unos paisajes y Rodríguez Luna hizo la carpeta de los Campos de concentración.

P.: ¿Se entendieron los artistas españoles con los artistas mexicanos?

R.: No nos entendíamos, de verdad. Era imposible. Teníamos una formación distinta.

P.: El caso de José Renau es distinto ¿no?

R.: Con Renau me entendí mejor. Creo que era el artista más preparado. No digo que fuera el mejor artista. En ese caso diría Rodríguez Luna. Pero era el mejor preparado.

P.: Renau pasó de ser director general de bellas artes a ser cartelista de cine.

R.: A Renau no se le ha hecho justicia. En México no. Mire Arturo Souto tenía un gran oficio. Miguel Prieto hizo buenos retratos. Estuvo muy influenciado por el contexto literario. Enrique Climent fue un artista exquisito. Pero el único que llegó a expresar el drama del exilio fue Rodríguez Luna. Esa pintura negra de Rodríguez Luna sobre el exilio fue una aportación extraordinaria.

P.: ¿Cuál era el discurso de los mexicanos?

R.: Nosotros estábamos preocupados por el mestizaje cultural. No nos siguieron. Ni podían, ni debían seguirnos. Alguna vez Rodríguez Luna intentó hacer pintura mexicana y no pudo. Los españoles tenían una influencia tardía de la Escuela de París. Los españoles eran más académicos. Ramón Gaya por ejemplo fue un pintor muy fino. Nosotros esperábamos otro tipo de respuesta de los artistas españoles.

P.: ¿Qué artistas españoles tuvieron éxito en México?

R.: Sobre todo Enrique Climent y Rodríguez Luna. A Arturo Souto también le fue bien.

P.: ¿Usted hizo alguna obra sobre España?

R.: Tengo algunos paisajes sobre España.

Entrevista realizada en la ciudad de México el 23 de septiembre de 1986.

1 Taller de Gráfica Popular. Colectivo de grabadores fundado en la Ciudad de México en 1937 por los artistas Leopoldo Méndez, Pablo O’Higgins y Luis Arenal Bastar. Prosiguieron la tradición mexicana del grabado popular iniciada por José Guadalupe Posada. Durante el gobierno de Lázaro Cárdenas (1934-40) apoyaron las políticas de ese dirigente mexicano. Se especializaron en grabados al linóleum y madera. Hicieron obras en solidaridad con los republicanos durante la guerra civil española.

2 Nueva Cultura, año II, nº. 6, Valencia, julio-agosto, 1937, pág. 1.

3 Cristina Pacheco: «José Chávez Morado: la pintura como destino y pasión», en La luz de México. Entrevistas con pintores y fotógrafos, Fondo de Cultura Económica, México, D.F., 1988, págs. 218-234.

4 Olga Kostakovsky, nacida en Leipzig (28-08-1913) era hija del músico alemán Jakob Kostakovsky y llegó a México en 1925. Estudio bellas artes en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de México. En 1935 se casaría con José Chávez Morado. Vivió muchos años en Guanajuato donde creó, con su marido el Museo Olga Costa-Chávez Morado. Falleció en Guanajuato (1993). Vid.: Cristina Pacheco: «Olga Costa: la atmósfera mexicana», en La luz de México. Entrevistas con pintores y fotógrafos, Fondo de Cultura Económica, México, D.F., 1988, págs. 161-174.

5 Los Contemporáneos (México, 1928-31), revista cultural y literaria, atenta a lo nuevo, fuera y dentro de México y al margen de la política, en la que colaboraron los escritores: Octavio G. Barreda, Jorge Cuesta, Bernardo J. Gastelum, Enrique González Rojo, José Gorostiza, Elías Nandino, Salvador Novo, Gilberto Owen, Bernardo Ortiz de Montellano, Carlos Pellicer, Jaime Torres Bodet, Xavier Villaurrutia, etc. Bernardo Ortiz de Montellano dirigió varios años la revista (1929-31). El pintor, grabador y diseñador gráfico español García Maroto diseñó la portada de la revista y colaboró sobre temas artísticos. Entre los colaboradores españoles se encontraban: Manuel Altolaguirre, García Maroto, Benjamín Jarnés. Vid.: Manuel Durán: Antología de la revista Contemporáneos, Fondo de Cultura Económica, México, 1973.

6 Leopoldo Méndez (Ciudad de México, 1902-69). Grabador mexicano. Formado en la Escuela de Pintura al Aire Libre de Chimalistac. Formó parte del grupo artístico de los Estridentistas (1921). En 1928 se traslada a Veracruz. En 1930 viaja a los Estados Unidos. En 1932 colabora con la Secretaria de Educación Pública de México. Fundador de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (1932). Fundador del Taller de Gráfica Popular (1937-52). Militó en el Partido Comunista Mexicano. Becado por la Guggenheim Foundation de Nueva York (1939). Premio Nacional de Grabado (1946). Fundador de la Academia de las Artes de México (1968).

7 Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR). Asociación de artistas y escritores mexicanos creada en México en 1932 y asociada a la política cultural del primer Congreso de Escritores y Artistas celebrado en París (1935). La LEAR fue promovida por el Partido Comunista Mexicano. Militaron en esta asociación, entre otros, Juan de la Cabada, José Chávez Morado, Fernando Gamboa, José Mancisidor, Leopoldo Méndez, Silvestre Revueltas, etc. Publicaron la revista Frente a Frente. Participaron en el Congreso Internacional de Escritores en Defensa de la Cultura (Valencia, 1937).

8 José Mancisidor Ortiz (Veracruz, 1894-Monterrey, 1956). Tras sus estudios secundarios se hizo militar. Fue director de la Imprenta del Gobierno de Veracruz y profesor de Historia de México en la Escuela Normal Veracruzana. Editor de la revista Ruta. Fue miembro de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios. Destacó como novelista. Es autor, entre otras, de las novelas: La asonada (1931); La ciudad roja (1932); Nueva York revolucionario (1935); De una madre española (1938); En la rosa de los vientos (1940), etc. Escribió asimismo diversos libros de cuentos, de historia y alguna obra de teatro.

9 Carlos Pellicer (Villahermosa, 1899-Ciudad de México, 1977). Poeta mexicano. Fundador de grupo Los Contemporáneos (1928). Participó en el Congreso Internacional de Escritores en Defensa de la Cultura (Valencia, 1937). Miembro de la Academia Mexicana de la Lengua (1955). Autor de los libros Colores en el mar y otros poemas (1921); Piedra de sacrificios (1924); Hora y veinte (1927); Camino (1929); Hora de junio (1937); Recinto y otras imágenes (1941); Subordinaciones (1928); Práctica de vuelo (1956); Material poético (1962); Con palabras y fuego (1963); Primera antología poética (1966); Cuerdas, percusión y alientos (1976); Cosillas para el nacimiento (1979); Reincidencias (1979), etc.

10 Silvestre Revueltas (Santiago de Papasquiaro, 1899-Ciudad de México, 1940). Músico y compositor. Miembro de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios. Formó parte de la delegación mexicana invitada al Congreso Internacional de Escritores en Defensa de la Cultura (1937). Autor de las partituras Siete canciones (Textos de García Lorca); Esquinas, Planos (Poemas sinfónicos) y los ballets El renacuajo paseador y La coronela.


Fernando Gamboa, museógrafo, México, 1986

(Foto: J. V. Rodríguez)

FERNANDO GAMBOA, MUSEÓGRAFO

Fernando Gamboa nació en la ciudad de México en 1908 y falleció en un malogrado accidente en la carretera de Pachuca, Estado de Hidalgo, México, 1990.

Fue, sin lugar a dudas, uno de los museógrafos mexicanos más notables del siglo veinte. Formado en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos de la capital mexicana, pronto abandonó la práctica pictórica por la gestión cultural y sobre todo la organización de exposiciones de arte mexicano.

Se estrenó como comisario de exposiciones con motivo del Congreso Internacional de Escritores en Defensa de la Cultura (Valencia, 1937), organizando la muestra Cien Años de Grabado Político Mexicano1 que exhibió en Valencia, Madrid y Barcelona.

Fernando Gamboa vino a España con los poetas Carlos Pellicer y Octavio Paz y diversos miembros de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios de México encabezada por el maestro y escritor José Mancisidor, el novelista Juan de la Cabada, el artista José Chávez Morado, el músico y compositor Silvestre Revueltas, etc.

Colaborador próximo del General Lázaro Cárdenas durante su mandato (1934-40) se inició en la gestión política a través de la organización de la expatriación en 1939 de los refugiados españoles desde Francia a México.2 Una labor que hizo bajo las órdenes del embajador Narciso Bassols y la coordinación diplomática de Gilberto Bosques en Marseille y la ayuda eficaz de su mujer, de origen norteamericano, Susana Steel, más conocida como Susana Gamboa.

Participó en la puesta en marcha de la Sociedad de Arte Moderno,3 que dirigió coordinando diversas exposiciones como la primera muestra de Picasso en México (1944).

Como funcionario del Instituto Nacional de Bellas Artes coordinó diversas muestras internacionales de arte mexicano y exposiciones de José Guadalupe Posada (1944); Manuel Álvarez Bravo (1945); Así es México (1954); Rivera, Tamayo y Zúñiga (Zúrich, 1959), Arte Popular Mexicano (Varsovia, 1961); Exposición de Arte mexicano (París, 1962); Pabellón de México (Osaka, 1970), David Alfaro Siqueiros (Florencia, 1976), etc.

Dirigió desde su fundación el Museo de Arte Moderno de México (1974-81), periodo en el que promovió la revista de Artes Visuales, que dirigió la crítica de arte holandesa Carla Stellweg, creando el primer espacio museográfico dedicado a la fotografía de Manuel Álvarez Bravo.

Fue el primer director del Museo Tamayo (1981) y del Palacio Iturbide de Fomento Cultural Banamex (1983), donde organizó diversas exposiciones sobre los artistas Roberto Montenegro y Juan Cordero y temáticas como El papel moneda en México, etc.

Asistió con Octavio Paz y otros intelectuales mexicanos al Congreso Internacional de Intelectuales y Artistas de Valencia (1987).

Pregunta: ¿Qué relación tuvo usted con el exilio español?

Respuesta: Mis contactos más directos con la ayuda a España en activo y de la emigración fueron en 1939. México se posicionó ante la guerra de España y respondió al gesto de grandeza del General Lázaro Cárdenas (1891-1970) y su comprensión de la causa española. Era un periodo difícil. Nosotros como mexicanos fuimos dando respuestas a las iniciativas de nuestro presidente. Le recuerdo que fue la época de la nacionalización del petróleo, el reparto de tierras entre los campesinos, las campañas de alfabetización, etc. A mí me tocó ocuparme de los miles de refugiados españoles en los campos de concentración de Francia en 1939. La situación de los españoles en Francia era de lo más trágica. Y el tema se agravó con el estallido de la guerra europea y la invasión de Francia por las fuerzas de Adolf Hitler.

P.: ¿Cómo se vincula usted con España?

R.: Yo tenía unos vínculos muy profundos con España a través del arte, mi admiración por Pablo Picasso, la presencia de Diego Rivera en España, etc.

P.: ¿Cómo llega la invitación a la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios de México?

R.: La Alianza de Intelectuales en Defensa de la Cultura envía una invitación a la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios. Entonces a iniciativa de José Mancisidor, formamos un grupo bastante homogéneo al que se suma el poeta católico Carlos Pellicer y el joven poeta Octavio Paz. El grupo estaba integrado por el músico y compositor Silvestre Revueltas, el pintor José Chávez Morado, el escritor Juan de la Cabada y yo mismo. Nos acompañaban, asimismo, Elena Garro, la mujer de Octavio Paz y Susana Steel mi mujer y María Luisa Vera, maestra. Un grupo homogéneo y a su vez dispar.4

P.: ¿Con qué idea viajaron a España?

R.: A mí me pareció que la mejor idea era llevar un saludo y traernos un testimonio. Así surge la organización de la exposición Un siglo de Grabado Político Mexicano (Madrid, Barcelona y Valencia, 1937) y luego la muestra España en llamas (Ciudad de México, 1937).

P.: ¿En que consistió la muestra mexicana?

R.: Pensé que en plena guerra civil española lo mejor era llevar una exposición de la historia del grabado mexicano que arrancara desde la Nueva España hasta José Guadalupe Posada. Pero hubo otras expresiones muy bellas por parte de Carlos Pellicer, Octavio Paz, Silvestre Revueltas, etc. Octavio Paz había escrito Bajo tu sombra (1937). Carlos Pellicer el poema Peñíscola y Silvestre Revueltas compuesto el Homenaje a García Lorca. Cuando le pregunté a Pellicer qué tenía que ver un poema de amor como Peñíscola con la guerra de España me contestó: «¿Cómo que tiene que ver? ¿No te acuerdas de Peñíscola? Ese lugar maravilloso con el sol mediterráneo. Esa es la belleza eterna y la grandeza de España: su paisaje. Es mi saludo de amor a España y su pueblo».

P.: ¿Y la muestra española?

R.: Al regresar a México formé una exposición titulada España en llamas que documentaba fotográficamente la guerra civil española. Hice además grandes ampliaciones fotográficas. La muestra fue inaugurada por el presidente Lázaro Cárdenas. La hicimos en el vestíbulo del Palacio de Bellas Artes en 1938. En la inauguración el General Lázaro Cárdenas me dijo: «Esta exposición tiene que viajar. Pídame lo que sea necesario. Hablo con los Gobernadores del Estado y la muestra viaja. Es necesario crear Sociedades de Amigos de España».

Y efectivamente la exposición circuló por Querétaro, Guanajuato, Morelia y acompañaron la itinerancia el músico mexicano Silvestre Revueltas y el poeta español León Felipe, entre otras gentes.

P.: ¿Volvió usted a España más tarde?

R.: Así fue, el embajador entonces de la República española en México en nombre del Ministro de Estado, que era Julio Álvarez del Vayo, ante el éxito de la muestra me propuso ser el responsable de la Propaganda de la República española en América Latina. Pedí permiso a Lázaro Cárdenas y adscrito a la Embajada de México regresé a ocuparme de ese tema en España. Me facilitaron un piso en el Ministerio de Estado y así estuve trabajando en Barcelona hasta el final de la guerra. Allí inicié la tarea de reunir una serie de fotografías testimoniales de la guerra civil española para difundirlas, a través de una exposición, por las embajadas de España en América Latina. Esa labor la comencé en septiembre de 1938 y me quedé hasta el final de la guerra, a primeros de 1939.

P.: ¿Cómo se inició la labor de México a favor de los refugiados españoles?

R.: Nosotros por sentimiento de solidaridad iniciamos una política de asilo antes de que oficialmente el Gobierno de México la determinara. De una manera tímida, claro está. Seguimos al gobierno español hasta Figueras. Íbamos Adalberto Tejada,5 embajador de México, Susana Steel y yo. Trabajábamos sin cesar tecleando unos documentos que decía en resumen que el «Portador de la presente, de nacionalidad española, que se dirige a Francia camino de México, se solicita de las autoridades civiles y militares, que le den al interesado todo tipo de facilidades para que pueda cumplir sus objetivos». Creo que repartimos miles de documentos como ese a los refugiados españoles. Luego nos instalamos en el Grand Hotel de Perpignan y seguimos nuestra labor. Yo estaba angustiado con las gentes españolas que había tratado de manera directa y trataba de sacarlos como fuera de los campos de concentración. Había que salvar a todo el mundo pero insistí en sacar a la intelectualidad española que había tratado directamente en el Congreso de Cultura de Valencia y en otras actividades.

P.: ¿Puede contarnos alguna historia en particular?

R.: Desearía recordar la aventura del poeta Emilio Prados. Él tuvo una experiencia terrible. En la que casi enloqueció. Hay que recordar que era un espíritu muy sensible como buen poeta. Él tuvo que atravesar un túnel, en la huida, para evitar que lo capturaran las tropas franquistas. Eso debió ocurrir en Le Perthus. Al correr notó que los zapatos se le pegaban al suelo. Creyó que era lodo y luego descubrió que era sangre. Y eso le produjo una impresión terrible.

P.: ¿Qué labor desarrolló la Embajada de México para sacar a los españoles en los barcos?

R.: A inicios de 1939 el licenciado Narciso Bassols había sido nombrado responsable de la Legación de México en Francia. Enseguida viajó a Perpignan para hacerse cargo del tema. Luego en Marseille estaba Gilberto Bosques. Desde entonces quedé a sus órdenes con el visto bueno del Presidente Lázaro Cárdenas. Desde entonces fui asignado a sacar a los españoles de los campos de concentración en Francia y África del Norte.

P.: ¿Alguna otra organización ayudó a los españoles?

R.: Los españoles recibieron apoyo de todas partes. De hecho en París con el apoyo de los franceses, antes de iniciarse la guerra europea, se crea la Junta de Cultura Española.6 Recuerdo que allí estaban José Bergamín, Eugenio Imaz, Juan Larrea y tantos otros. Yo contacté inmediatamente con todos los partidos políticos –y sugerí que un grupo de vanguardia viajara en barco a México. Por entonces había muchas intrigas en mi país por gentes de derechas contra los republicanos españoles. Era importante que llegara un núcleo de españoles distinguidos. Que México descubriera a esos artistas y escritores. Así fueron llegando el arquitecto Roberto Fernández Balbuena, el músico Rodolfo Halfter, el poeta Emilio Prados, el naturalista Ignacio Bolívar, etc. Allí iban asimismo el pintor y grabador Miguel Prieto, el pintor Antonio Rodríguez Luna, el cartelista y fotomontador José Renau, etc.

P.: México por entonces ya había fundado la Casa de España.

R.: Así fue. Eso fue iniciativa de Alfonso Reyes y Daniel Cossío. Esa Casa de España fue el origen del posterior Colegio de México.7

P.: ¿Conoció a la fotógrafa italiana Tina Modotti?8

R.: Por supuesto. Ella trabajaba en el Socorro Rojo Internacional vi, a Tina Modotti en Valencia en ocasión del Congreso de la Cultura. No la había vuelto a ver desde su expulsión de México en 1930. Yo estuve en los actos de protesta por su expulsión y seguí de cerca su periplo por Ámsterdam, Berlín, Moscú hasta su llegada a España (1936-39).

P.: Ella participó asimismo en la expedición de los Niños de Morelia.

R.: Así fue. El Socorro Rojo Internacional colaboró directamente en esa expedición de ceca de 500 niños españoles acogidos por Lázaro Cárdenas en la ciudad de Morelia (Michoacán, 1937). Hace poco escribí un texto para un libro escrito sobre Tina Modotti. Me refiero al libro de la investigadora norteamericana Mildred Constantine.9 Allí comento cómo la encontré en un pueblo de Cataluña en la retirada de los españoles hacia Francia.

P.: ¿Usted sacó a muchos españoles de los campos de concentración?

R.: Con el coche oficial de la Embajada de México en España, modelo Hispano Suiza, saqué a muchos amigos españoles de los campos de concentración como el de Argelès-sur-Mer, hasta Persignan como si fueran ciudadanos españoles. Entre ellos recuerdo al ingeniero agrónomo José Andrés de Oteyza, abuelo del actual Ministro de Asuntos Exteriores de México. Me lo encontré en un campo de concentración y enseguida lo saqué de allí. ¿Qué hace usted aquí, le dije? Le di una capa y con un documento mexicano lo saqué del campo.

P.: ¿Qué papel jugó Susana Steel en esta historia?

R.: Susana viajó con los españoles en los barcos Sinaia y Mexique. Por cierto que en uno de esos viajes nació una niña y le pusieron de nombre Susana. Es un recuerdo que tengo muy bonito. Y ya en el último barco que salió en 24 de diciembre de 1939 vino con cerca de 500 personas desde el puerto de Le Havre y con destino a Nueva York. Era una expedición que llamé de «integración familiar». Pues en las diversas expediciones anteriores no venían, casi nunca, las familias completas. Siempre faltaba alguien, el abuelo, el marido, la esposa, la hija. Yo les decía, cada vez que salía un barco y el refugiado tenía sus papeles les decía ¡Váyase! No se preocupe de su familia. Le doy la palabra de que los envío más adelante. Logré reunir, en una época muy difícil de gestión con el Gobierno de Vichy, casi 500 personas en el vapor De Gras. Con ellos iba mi esposa, Susana Gamboa –neoyorquina de origen cuyo nombre era Susana Steel– que hablaba con soltura francés e inglés. Ella jugó un papel importante en esas gestiones, sobre todo al llegar al puerto de Nueva York.

1 047,56 ₽
Возрастное ограничение:
0+
Объем:
602 стр. 37 иллюстраций
ISBN:
9788437095325
Правообладатель:
Bookwire
Формат скачивания:
Аудио
Средний рейтинг 4,2 на основе 357 оценок
Черновик
Средний рейтинг 5 на основе 122 оценок
Аудио
Средний рейтинг 4,6 на основе 681 оценок
Текст, доступен аудиоформат
Средний рейтинг 4,3 на основе 485 оценок
По подписке
Текст, доступен аудиоформат
Средний рейтинг 5 на основе 431 оценок
Аудио
Средний рейтинг 4,7 на основе 1816 оценок
Текст, доступен аудиоформат
Средний рейтинг 4,3 на основе 981 оценок
Аудио
Средний рейтинг 5 на основе 425 оценок
18+
Текст
Средний рейтинг 4,8 на основе 771 оценок
Текст
Средний рейтинг 0 на основе 0 оценок
Текст
Средний рейтинг 0 на основе 0 оценок
Текст
Средний рейтинг 0 на основе 0 оценок
Текст
Средний рейтинг 0 на основе 0 оценок
Текст
Средний рейтинг 0 на основе 0 оценок
Текст
Средний рейтинг 0 на основе 0 оценок
Текст
Средний рейтинг 0 на основе 0 оценок
Текст
Средний рейтинг 0 на основе 0 оценок
Текст
Средний рейтинг 0 на основе 0 оценок
Текст
Средний рейтинг 0 на основе 0 оценок