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La zona Valles en el estado de Jalisco: Historial de investigaciones
La tradición Teuchitlán es una de las manifestaciones culturales más importantes y antiguas del actual estado de Jalisco. Investigaciones demuestran que fue una de las sociedades complejas más tempranas en el Occidente de México (Preclásico tardío y hasta inicios del Clásico temprano, 400 a. C. y el 450 d. C.); su ritmo social a escala regional permitió la proliferación de asentamientos con elementos distintivos como el estilo arquitectónico complejo caracterizado por estructuras circulares, la explotación de yacimientos de obsidiana, tumbas de tiro y la utilización del paisaje agrícola del Valle de Tequila.
El núcleo de la tradición Teuchitlán se ubica en el Valle de Tequila. Las primeras investigaciones realizadas en sus inmediaciones fueron efectuadas por Adela Bretón, en 1896, quien explora la relación entre las figurillas y la arquitectura de superficie; investiga la naturaleza de las estructuras circulares que existen en el área (especialmente las de Teuchitlán), y examina la naturaleza de los yacimientos e industrias de obsidiana evidentes en la zona (Weigand y Williams, 1997: 218).
Años después, Alex Hrdlicka (1903) lleva a cabo algunos recorridos de superficie y excavaciones en un sitio denominado El Totuate que, décadas más tarde, Kelly también excavaría y donde obtuvo las primeras fechas de radiocarbono para datar la ocupación del sitio; las fechas se ubicaron en los años 82/50 a. C. y 460 d. C. (Kelly, 1945; 1948: 62).
Durante los años cincuenta y sesenta, arqueólogos como Corona Nuñez (1954), Long (1966), Meighan y Foote (1968) y Glassow (1967) se interesaron, principalmente, en explorar e interpretar las evidencias funerarias conocidas como tumbas de tiro. La característica principal de las tumbas de tiro radica en sus profundas cámaras funerarias a las que se accede por un pozo vertical, las cuales representaban ricas ofrendas líticas y cerámicas; entre las ofrendas cerámicas se encuentran figurillas antropomorfas, zoomorfas, fitomorfas y las conocidas maquetas.
Otra investigación importante es la de Von Winning y Hammer (1972), quien en su trabajo explica las evidencias materiales desde una perspectiva asociada a la historia del arte, con lo cual hace una contribución significativa para explicar los materiales cerámicos en contextos cívico-religiosos. Su estudio se basó en piezas provenientes, principalmente, de saqueos (por lo que hay una problemática en su origen y autenticidad). Su trabajo permitió conocer las dinámicas culturales de la tradición por medio del estudio de la cerámica, en específico, por las maquetas, las cuales son representaciones de un momento determinado en contextos cívico-religiosos. Es interesante cómo estas escenas muestran pequeñas ventanas al pasado, donde se pueden ver interactuando elementos que es posible identificar en el registro arqueológico.
Las primeras aproximaciones sistemáticas en el área de estudio corresponden a los años setenta del siglo pasado, cuando Weigand (1993) realiza las primeras prospecciones arqueológicas que proporcionaron gran cantidad de información, lo que permitió definir la tradición Teuchitlán, pero no es sino hasta los años noventa que se inician los trabajos de excavación y restauración en el recinto de los Guachimontones (1999) (véase figura 3).
Las investigaciones realizadas por Weigand desde la década de los noventas, constituyen una referencia obligada sobre la tradición Teuchitlán; entre las aportaciones más importantes se encuentran sus trabajos de prospección en la región Valles, el registro de más de 52 sitios arqueológicos, yacimientos de obsidiana y registro de piezas arqueológicas. Estos estudios consistieron en la búsqueda de sitios arqueológicos con el uso de fotográficas aéreas y recorridos de superficie; sus investigaciones dieron como resultado diversos mapas de densidad de ocupación y dibujos detallados de la arquitectura de los sitios más extensos.
Figura 3. Localización de los proyectos de investigación en el Valle de Tequila, Jalisco. Fuente: elaboración del autor con datos de Beekman, 1996a; Blanco, 2009; Cach, 2003; Esparza, 2008; Heredia, 2010; Herrejón, 2013; Ramos y López, 1996; Smith, 2008a; Stuart, 2003; Weigand, 1993.
Desafortunadamente, una parte de los datos obtenidos gracias a las investigaciones del doctor Weigand se han perdido y otra parte se encuentran en custodia de su familia. No existen fichas de registros de la mayoría de los sitios arqueológicos en el inah, por lo que solo es posible su localización aproximada por fotografías aéreas. Por esta razón, una gran parte de esta información es imposible verificarla y, en ciertos casos, inutilizable. Los datos recuperados se encuentran en sus publicaciones y sus informes de excavación, principalmente, en el sitio de Guachimontones.
El doctor Weigand y su equipo de trabajo iniciaron labores de excavación y restauración desde el año 1999 hasta su muerte en noviembre de 2011. Las investigaciones se centraron en dos de los más importantes sitios de la tradición: Guachimontones y Loma Alta, ubicados en el municipio de Teuchitlán, Jalisco (Weigand, 2003-2006; 2009-2010).
Una de sus aportaciones más significativas fue proponer el primer modelo que explicara la organización social de la tradición; la definió como una sociedad compleja que llegó a ser un estado urbanizado de tipo segmentario. Este modelo de estado segmentario con que Weigand caracteriza la organización política del núcleo de la tradición Teuchitlán, también explica sus influencias fuera de la zona nuclear.
Para sustentar este modelo de organización social, Weigand enfatiza en algunos elementos como: la arquitectura, la presencia de un patrón de asentamiento continuo y jerarquizado, una tradición funeraria, un complejo sistema agrícola basado en chinampas y en la existencia de un ritual compartido (elementos explicados con detalle más adelante). Debido a las características mencionadas, Weigand sugirió que esta zona del antiguo Occidente de México, ya desde épocas tempranas, formaba parte integral de lo que él denominó como la ecúmene mesoamericana.4 La propuesta de Weigand sobre organización social y los elementos que la sustentan definiría un hilo conductor en las futuras investigaciones en la región, contrastando sus hipótesis con nuevos datos y desde distintas perspectivas de investigación.
Beekman (proyecto el Tepopote 1993/1994) retomó la propuesta de Weigand en cuanto al estado segmentario para explicar los sitios periféricos y buscó las posibles fronteras políticas y naturales de la tradición. Por esto decidió realizar algunas excavaciones de sondeos y pruebas en el corredor de La Venta y en la sierra La Primavera en 1993 y 1994, con el fin de examinar esta frontera entre los valles de Tequila y de Atemajac, vinculándolos en una síntesis regional. Durante estas investigaciones encontró varios sitios defensivos que vigilaban el acceso al valle, los cuales funcionaban como espacios de frontera. Sus hallazgos también demostraron que en las periferias de la tradición Teuchitlán, su poder se desvanecía y era más parecida a una administración segmentaria, unida por un mismo tipo de organización religiosa.
Beekman (Proyecto Llano Grande 2000; Proyecto Navajas 2002/2004) también centra sus investigaciones en dos sitios arqueológicos: Llano grande y el Cerro de las Navajas. Conjuntamente con el estudio de los sitios arqueológicos y la información de otras investigaciones en el Valle de Tequila, propone que la tradición estuvo organizada por linajes o grupos corporativos de descendencia y con un sentido del comportamiento comunitario.
Ohnersorgen y Varien (1996 y 2008) retomaron los trabajos de Weigand (1985) sobre la organización del patrón de asentamiento y clasificación de sitios, con el propósito de evaluar el modelo y proponer una nueva forma de organización y de jerarquización social basados en otras variables. Realizaron estudios cuantitativos en los que hicieron comparaciones entre el volumen de los edificios construidos y el área habitacional, lo que evidenció claras muestras de jerarquía entre los diferentes sitios, organizado en tres o posiblemente cuatro niveles. Para analizar el nivel de interacción entre los sitios, estos mismos autores crearon un modelo de gravedad que permitió ver los niveles de interacción en relación con el tipo de sitio.
El resultado de la aplicación del modelo estadístico de gravedad arrojó un sistema de cuatro niveles que van desde el “A” hasta el “D”, siendo el primero el más grande y el último el más pequeño. El modelo estadístico muestra que solo hay un sitio de tipo A (los Guachimontones), tres sitios del tipo B, y que la gran mayoría de los sitios cae en la clasificación de tipos C y D. La interpretación que hacen Ohnersorgen y Varien (1996) sobre este patrón es que tenemos una sociedad jerarquizada en la región. Sin embargo, cuando intentan aproximarse a una conclusión respecto a los niveles de integración de la tradición Teuchitlán, el estudio de gravedad no les permite aseverar una respuesta concreta, atribuyendo el problema al valor de una de las variables utilizadas, por lo que el resultado puede ser una sociedad muy centralizada o muy descentralizada.
Glenn Stuart (Proyecto Laguna de Magdalena 1997/1998) realizó investigaciones en el Valle de Tequila, principalmente, en el área de la Laguna de magdalena y en la zona donde actualmente se encuentra la presa de La Vega. Uno de los principales objetivos fue determinar si existía una relación entre los sistemas agrícolas de tierras húmedas (agricultura intensiva) y la tradición Teuchitlán, y de ser así, explorar la naturaleza de esa relación.
Los resultados de este estudio fueron interpretados como la prueba de que la tradición Teuchitlán era un Estado centralizado (Stuart, 2005; Weigand y Beekman, 2008), capaz de movilizar la fuerza de trabajo para la construcción de proezas arquitectónicas con el fin de mantener la base administrativa.
Otro trabajo importante es el realizado por Cabrero (1989) en la región norte del estado, en el Cañón de Bolaños. Sus investigaciones han permitido conocer las prácticas funerarias y el patrón de asentamiento imperante en este espacio (véase figura 4).
Una de las investigaciones pioneras en el tema de prácticas funerarias es la que realizó Javier Galván (1991), quien tuvo la oportunidad de explorar 23 tumbas de tiro del Valle de Atemajac, zona donde actualmente se encuentra la ciudad de Guadalajara. La exploración de estas tumbas le permitió a Galván explicar las dinámicas culturales en torno a ritos funerarios, además de proponer una de las cronologías más usadas para esta región (cronología detallada más adelante en este mismo capítulo).
Jorge Ramos y Lorenza López (1996) (proyecto Huitzilapan A 1994-1996) realizaron una de las excavaciones más relevantes en los alrededores de pixeles a paisajes: un análisis geoespacial de la tradición Teuchitlán del municipio de Magdalena. Su investigación consistió en excavar la primera y única tumba de tiro intacta en Huitzilapa; sus estudios aportaron información sobre un grupo de élite de entre cinco y seis individuos con ofrendas que sumaban más de 66 000 objetos de distintos materiales (Ramos y López, 1996).
Figura 4. cultura cañón de Bolaños. Fuente: María Teresa Cabrero, 2010: 44.
Eric Cach (2003 y 2008) excavó los primeros contextos funerarios dentro del sitio Guachimontones, específicamente, en el círculo 6. Mediante el análisis de los materiales que conformaron las ofrendas, Cach ofreció una primera interpretación del ritual funerario dentro del recinto, proponiendo que los contextos sugieren un ritual encaminado al culto a los ancestros para legitimar el poder por parte del grupo social gobernante.
Cabe mencionar que, desde el inicio del año 2000, se han comenzado a desarrollar numerosas investigaciones, de las cuales, algunas todavía se encuentran en curso.
Otra investigación en el Valle de Tequila fue la que realizó Mónica Alarcón (2006), en la cual llevó a cabo un análisis sistemático de la arquitectura presente en los sitios de la tradición Teuchitlán; su estudio incluyó los actuales estados de Jalisco, Nayarit, Zacatecas y Guanajuato. Los resultados de esta investigación demuestran que la arquitectura típica de la tradición es la expresión de los componentes encontrados en la sociedad, por lo que funcionaba como un elemento integrador ideológicamente a gran escala, lo que evidencia la existencia de un estado más que segmentario, incipiente.
En el año 2008, Herrejón (2008a y 2008b) centró sus investigaciones en un tema al que se le había dado poca atención hasta ese momento: las unidades habitacionales. El propósito de sus estudios fue definir el grado de complejidad y estratificación social imperante en la sociedad de la tradición Teuchitlán. Para llevar a cabo su objetivo, exploró el recinto denominado La Joyita, localizado cerca del recinto principal de Guachimontones. Los resultados de la investigación mostraron varios indicadores arqueológicos que permiten ver una estratificación social en las unidades habitacionales, los indicadores más significativos son: las importantes diferencias en términos arquitectónicos, la posesión diferencial de bienes de prestigio (por ejemplo, loza Oconahua), la diferenciación en la calidad de objetos ofrendados en las tumbas de tiro y el acceso a bienes específicos producidos por artesanos especializados.
Sean Smith (2008a) se interesa en explicar la variabilidad y jerarquización en el patrón de asentamiento de la tradición, para lo cual propone una interpretación del patrón de asentamiento por medio de analogías etnohistóricas como fuente; su intención fue la de ir más allá de la descripción de los sitios y explicar las razones de su distribución, utilizando el modelo denominado “Altépetl”.
La propuesta de Smith define una jerarquía de cinco niveles en la región con base en la clasificación inicial de Ohnersorgen y Varien (1996 y 2008), pero con algunas modificaciones, donde hay un único centro rector (centro suprarregional), representado por los Guachimontones, subcentros (centro provincial) que dominaron regiones como Santa Quitería y Ahualulco y, los centros subregionales como Loma Alta que controlaron los complejos habitacionales (asentamientos pequeños).
Rodrigo esparza (2008) realizó una prospección en las zonas adyacentes al sitio de Guachimontones registrando la presencia de numerosas minas de extracción de obsidiana. También analizó una buena parte del material lítico recuperado en las excavaciones: estableció varias categorías de artefactos, estudiando su producción y catalogando los diversos colores de la obsidiana, ante lo cual concluyó que la evidencia demuestra una explotación intensiva con el fin de comerciar hacia el exterior de la zona nuclear (para mayores detalles véanse tabla 9 y figura 50).
Respecto al estudio de juegos de pelota, Blanco (2009) ha investigado la distribución de estos elementos en la tradición y propone que es posible conocer la función de los juegos si los contextualizamos en el patrón de asentamiento. Asimismo, retoma la hipótesis de Weigand (1993: 195-196) referente a la función del juego de pelota como un elemento conciliador de conflictos políticos y económicos dentro del marco de la organización estatal segmentaria.
Blanco (2009) estudia los datos arqueológicos (por ejemplo, patrón de asentamiento, materiales cerámicos, líticos, etc.) y datos etnohistóricos en busca de los rasgos ideológicos que demuestran que, efectivamente, los juegos de pelota funcionaron dentro del campo político como un elemento para evitar o solucionar conflictos sociales.
En el mismo año inició el proyecto llamado “el paisaje agavero y su entorno arqueológico en la zona del volcán de Tequila”, encabezado por Verenice Heredia. Este proyecto que está, actualmente, en marcha tiene el propósito de recolectar información a escala regional sobre patrones de asentamiento para entender el grado de centralización e integración entre los sitios del área nuclear de la tradición. El método de obtención de información ha sido por medio de una prospección regional en la zona norte del volcán de Tequila (consultar Heredia, 2010). La publicación de los resultados de esta investigación permitirá, en un futuro, realizar comparaciones con los resultados obtenidos publicados en este volumen.
Hacia finales del año 2009 e inicios de 2010, realicé recorridos de superficie junto con la arqueóloga Erika Blanco, con el propósito de encontrar vestigios de unidades habitacionales cercanas a la presa de La Vega. Los resultados de estas investigaciones proporcionaron información de alrededor de 15 sitios arqueológicos; en la mayoría de los casos se ubicó su temporalidad y en algunos fue posible conocer su función, pero, desafortunadamente, estos sitios están en muy malas condiciones y son objeto de saqueo constante. La importancia de esta prospección fue determinar la relación entre el nivel del agua de la presa de La Vega y los sitios habitacionales cercanos. Los resultados permitieron estimar un límite aproximado del nivel del agua hacia la parte este de la presa.
Algunas otras investigaciones todavía están en proceso, como la de Smith (2013), cuyo trabajo doctoral se basa en establecer una caracterización de la fase Grillo en la región del altiplano central jalisciense (tan poco estudiada y no definida), por lo que intenta explicar y correlacionar los cambios identificados en el registro arqueológico con las dinámicas socioculturales en el sitio arqueológico Palacio de Ocomo, municipio de Etzatlán, Jalisco.5
Una segunda investigación en proceso es la que hace Herrejón (2013); su trabajo está enfocado en contrastar una de las hipótesis propuestas por Weigand (Weigand, 2009: 56) acerca de la existencia del tequio6 en la sociedad de la tradición Teuchitlán, o como Weigand le llamó por el nombre en francés de corveé o corvea. Para poder llevar a cabo esta comparación, los estudios de Herrejón tienen como objetivo analizar los materiales arqueológicos relativos a los sistemas constructivos prehispánicos de la tradición Teuchitlán, con el propósito de determinar la presencia de sistemas de trabajo tributarios (tequio) en el núcleo de la tradición, reconstruyendo la matriz operativa7 arquitectónica como principal indicador, y las técnicas constructivas de piedra y bajareque, específicamente.
La tradición Teuchitlán: los volcanes y los lagos
El centro de la tradición Teuchitlán se encuentra situado en el área cultural de occidente, en la zona lacustre del altiplano jalisciense (San Marcos, Verde, Etzatlán-Magdalena, Laguna Colorada, Ahualulco-Teuchitlán-Tala, Ameca, Atotonilco, Chapala), en las terrazas superiores del río Grande de Santiago y la Barranca de Bolaños. Esta zona tiene dos grandes accesos al altiplano: la costa central nayarita por el río Grande de Santiago, y desde la bahía de banderas por el río Ameca (Weigand, 2004).
Cronología
En el año 2000, Beekman y Weigand publicaron una primera propuesta cronológica para el Valle de Tequila, la cual, es parte del análisis cerámico que hace Beekman (1996a) en su disertación doctoral, todo ello a la par de las observaciones de campo de Weigand y con las fotografías de vasijas de colecciones privadas. En esta primera cronología se utilizan datos provenientes de los trabajos de Galván (1976, 1991), Schöndube y Galván (1978), Ramos y López (1996) y Glenn Stuart (2003 y 2005).
Las investigaciones de Javier Galván (1976, 1991) sentaron las bases cronológicas sobre los dos complejos cerámicos importantes: Tabachines y El grillo, mostrando un ordenamiento relativo. Beekman (1966a) retomó los datos de las tumbas de Tabachines y realizó una seriación detallada para después hacer un análisis de correspondencia con William Baden. el resultado fue una división en tres fases.8
Este ejercicio de seriación cerámica de Beekman (1996a) ayudó a ordenar con detalle los datos en fases, por lo que fue posible relacionar los datos de radiocarbono a un complejo cerámico para producir una secuencia absoluta.9 Los datos de Weigand (1993 y ss.) a escala regional complementaron esta primera propuesta cronológica del Valle de Tequila (Beekman y Weigand 2000) (véase tabla 2).
Tabla 2
Secuencia sumaria que identifica la correspondencia entre secuencias específicas por sitio
Fase sumario | Fechas calibradas | Guachimontón | Huitzilapa | Las Navajas | Llano Grande | Tabachines | Materiales Ejemplares |
Tequila iv | 200-500?d. C. | Ahualulco | Círculo A | Llano Grande | Tabachines Tardío | Vajillas colorines,Arroyo seco (al este), estolanos (al noreste). Teuchitlán rojo/crema,Seudocloisonné,Negro pulido sin Nombre usando Nueva pasta. | |
Tequila iii | 100 a. C. - 200 d. C. | El Arenal B | Tumba 1 | Navajas | Tabachines Medio | Vajillas Tabachines,Colorines, Arroyo Seco (al este),Estolanos (al Noreste).Oconahua rojo/Blanco, Ameca-Etzatlán figuras Huecas, figuras Barrigonas huecas Y sólidas, joyería De obsidiana + el Arenal figuras Huecas, Tabachines Negro,Tabachines Crema, Ahualulco Rojo/crema. | |
Tequila ii | 300-100 a. C. | El Arenal A | Tabachines Temprano | Vajillas Tabachines y colorines, Oconahua Rojo/ Blanco, Ameca-Etzatlán figuras huecas, figuras barrigones huecas y sólidas, joyería de obsidiana. | |||
Tequila i | ¿800? ¿300? a. C. | San Felipe | Vasijas fitomorfas, acanaladas, punteadas, pintada en zonas. |
Fuente: elaboración del autor con base en datos de Beekman y Weigand 2000: 251.
Para el año 2008, Beekman y Weigand, nuevamente, agregaron información de fechamientos absolutos y estudios cerámicos que dieron como resultado una nueva cronología del área de estudio, respaldada con los nuevos datos de fechamientos de radiocarbono y secuencias cerámicas (Beekman, 2000, 2003; Galván, 1976; Stuart, 2003, 2005; Ramos y López, 1996; Weigand, 2004; Weigand y García de Weigand, 2003a, 2003b, 2005) (véase Anexo).
La diferencia en las cronologías propuestas, inicialmente, en el año 2000 y después en el 2008, es la gran cantidad de fechamientos absolutos y calibrados en varios sitios arqueológicos del Valle de Tequila, por lo que se pudieron realizar secuencias individuales para diferentes sitios, esto ayudó a conocer la variabilidad de cada uno de estos (véase tabla 3).
Después de la primera propuesta tipológica de la cerámica de la tradición Teuchitlán de Beekman y Weigand (2000), los arqueólogos Ericka Blanco, Sean Smith, Jorge Herrejón y Phil Weigand (2010) propusieron una metodología para reevaluar y refinar la tipología considerando las características materiales de la cerámica y reordenando los tipos con base, primordialmente, en su uso.10
De acuerdo con los análisis antes mencionados, respecto al sitio de Guachimontones, las primeras manifestaciones aparecieron durante el Formativo medio, o sea, la fase Tequila i, posiblemente tan temprano como 800 a. C.; el periodo de máximo desarrollo comprende la parte tardía de la fase Tequila ii (300 a. C.-150 d. C. ). Durante el clásico temprano (fase Tequila iii, 100 a. C.-200 d. C. ), la tradición parece haber llegado a un punto de estabilidad, a la vez que alcanzó su mayor extensión de influencia territorial fuera del área nuclear. Durante el clásico medio (fase Tequila iv, 200 d. C.-500 d. C.), comenzó el estancamiento y el declive, y para el 650 d. C., se había colapsado por completo (Weigand y Beekman, 2008).
Tabla 3
Zonas de investigación con fechamientos
Investigador | Año de investigación | Zona de estudio | Cerámica asociada | # de fechamientos | Periodo | Descripción |
Javier Galván | 1976, 1991 | Tabachines | Tabachines y grillo. | |||
C. Beekman | 1996 | Corredor de la Venta | Tabachines y Colorines. | Ayuda a comprobar la secuencia de Galván. | ||
Jorge Ramos y Lorenza López | 1996 | Huitzilapa | Oconahua Rojo sobre Blanco, Tabachines Negro Pulido, Tabachines Rojo pulido, Ixtlán Policromo y Arroyo Seco. | 10 | ca. 75 d. c. | |
Glenn stuart | 2003 | Laguna de Magdalena y Presa de La Vega | 9 | Cerámica Asociada. | ||
Phil Weigand | 1999-2005 | Guachimontones | Capacha, Oconahua, Rojo sobre Blanco, Ahualulco, Rojo sobre Crema y Teuchitlán Rojo sobre Crema. | 18 | 370 a. C.- 130 d. C. | |
C. Beekman | 2000 | Llano Grande | Tabachines, Crema, Colorines, Negro, Colorines, Rojo sobre Blanco. | 38 | ||
C. Beekman | 2003 | Las Navajas | 29 | ca. 100 a. C. - ca. 200 d. C. |
Fuente: elaboración del autor con base en datos de Weigand y Beekman, 2008.
En el Valle de Tequila, la fase inicial Tequila i (800 a. C.-300 a. C.) se caracterizó por la presencia de tumbas de tiro, similares al estilo El Opeño de Michoacán, extendidas hasta el área de Etzatlán, en la cuenca de Ahualulco-Teuchitlán-Tala y, en la cuenca de Atoyac-Sayula. Esta primera fase se definió por la presencia de cerámica Capacha de Colima, encontrada en tres sitios, cerca de Mazata, en San Juanito y en San Pedro, todos dentro del Valle de Etzatlán. Weigand (1993) menciona que la presencia simultánea de sitios con rasgos de El Opeño y de Capacha, posiblemente, sea señal de que los distritos lacustres de tierras altas ya eran multiculturales y multiétnicos desde fechas tempranas.
La fase Tequila ii (300 a. C.-100 a. C.) muestra evidencias de vínculos comerciales a larga distancia, las cuales fueron encontradas en la tumba de Huitzilapa (Ramos y López 1996). En esta tumba fueron recuperados 66 000 artefactos, entre ellos, había conchas provenientes del Pacífico y del Caribe. Se tienen noticias de la presencia de artefactos de concha en otras tumbas del mismo periodo, pero, desafortunadamente, los materiales son de tumbas saqueadas.
Hacia finales de la fase Tequila iii (100 a. C.-200 d. C. ), se desarrolló un área económica clave (aec)11 en los valles adyacentes alrededor del volcán de Tequila, la cual tuvo su apogeo durante los primeros cinco siglos de nuestra era. Este proceso originó un desarrollo político y socioeconómico de élite que se sobrepuso a culturas regionales o subregionales (Weigand y Beekman, 2008). Por esta razón, se da un proceso de desarrollo diferencial que señala los orígenes de una relación entre un núcleo (sitios Guachimontones) y su periferia. Durante esta misma fase, se realizaron trabajos de construcción y extensión de estructuras en los sitios arqueológicos (Beekman y Weigand 2008: 315); Stuart (2003: 241) menciona que, al mismo tiempo, fueron construidos los campos levantados en la zona lacustre de Magdalena.