El retorno del enemigo

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En el primer pozo: el crimen continúa

Los viajeros de la familia Cárdenas González se maravillan del hermoso paisaje: el contraste de los verdes de las mesetas y montañas da la impresión de una gigantesca alfombra que cubre el suelo acompañado por los sembrados de papa y maíz, el ganado bovino y ovino, las casas campestres de color blanco, techos en teja de barro y puertas en madera van elevando el espíritu a un estado de paz, además, una carretera en excelentes condiciones da confianza y tranquilidad a los transeúntes.

Toman la vía a Tunja, capital del Departamento de Boyacá, para ir al municipio de Villa de Leyva10, patrimonio cultural de Colombia. Al llegar allí, se dejan cautivar por la hermosura y limpieza de las calles coloniales que transportan a los turistas al pasado. Extrañamente, el pueblo se encuentra muy solo, Juan estaciona el auto una cuadra antes de llegar a la gran Plaza Mayor, la cual está empedrada y su perímetro rodeado por el templo de Nuestra Señora del Rosario, la Casa de Gobierno, la Casa Museo Antonio Nariño, entre otros sitios emblemáticos. Caminan por el centro del municipio dejándose seducir por la riqueza cultural y arquitectónica del lugar; se toman varias fotografías para el recuerdo y deleitan su paladar con un jugo de feijoa acompañado por una mantecada tradicional de la región. ¡Qué riqueza tan grande tenemos en Colombia! En un instante se acercan varias personas a ofrecer planes turísticos para el desierto y pozos azules, zonas reconocidas de la población. Dentro de su servicio ofrecen transporte en buggy, cuatrimoto o van, un paquete diverso; pero había una prioridad: hambre, así que los visitantes fueron a almorzar una deliciosa trucha a la marinera acompañada de ensalada y papa al vapor; allí el mesero que los atendió les habló del desierto de La Candelaria y sobre todo del encanto de Pozos Azules, que quedaba a tan solo 5 minutos en carro. ¡Vaya!, se dijeron, debe ser un lugar encantador porque lo promueven mucho.

Al terminar, cancelan, agradecen el servicio y parten en su vehículo al encuentro con los enigmáticos pozos azules; desde su carro logran divisar el desierto de La Candelaria que engalana el paisaje de aridez y un aviso que dice: Bienvenidos a Pozos Azules. La primera sorpresa que se llevaron fue que el sitio es propiedad privada, descendieron y se dirigieron a cancelar el valor del ingreso; la administradora les pone a cada uno de los tres paseantes una manilla color naranja y les indica que pueden caminar, observar y recorrer todo el lugar, pero que está prohibido nadar o meterse a los pozos porque tienen más de 12 metros de profundidad, sus aguas son densas y no permiten que flote la persona sino que los sumerge a las profundidades; aunque no hay guía ni personal de vigilancia, sí hay cámaras que monitorean a los visitantes. En ese instante, Juan siente una sensación extraña, tal vez de admiración, intriga, estupor, que va creciendo a medida que van descendiendo por el camino que los conduce a las siete nuevas historias que van a ser reveladas.

De un momento a otro, se aprecia un nuevo paisaje con arena entre naranja y rojo, una mezcla que lleva a un color similar al terracota, contrastado con el verde intenso de plantas y pinos, adornado por las nubes en medio del azul del cielo; intempestivamente y a una distancia aproximada de 200 metros un suceso paraliza a los miembros de la familia Cárdenas González: la hermosura de un pozo de agua color entre azul y verde, parece un espejo, da la impresión que el avance del tiempo se hubiera suspendido, se percibe tranquilidad y paz. Alicia con un suspiro dice ¡qué belleza!, Juan complementa, ¡realmente es muy hermoso! Eunice interviene ¿qué? Eso es agua y ya… Juan la mira con una sonrisa y se va dejando seducir por la majestuosidad del lugar, se acerca hasta la orilla, se sienta en una pequeña loma de arena color ladrillo, respira profundo y mira fijamente el centro del pozo. En ese instante, y augurando lo que la anciana le había dicho horas antes, el viento comienza a soplar y a formarse unas ondas en el agua, las cuales producen una serie de imágenes; el hombre además escucha una voz que le dice:

El 2 de enero de 2020 toma posesión como alcalde del municipio de Soacha el señor Juan Carlos Saldarriaga Gaviria11 quien, rompiendo todo protocolo, realiza el acto no en el Parque Principal, sino en la Comuna 4, caracterizada por la pobreza y necesidades de los habitantes, como la gran mayoría de los residentes del municipio. En su discurso de posesión habló de respeto, equidad, desarrollo, igualdad, humildad, sencillez, amor, cariño, dignidad, apertura y atención a todos los ciudadanos, “el cambio avanza y avanza para Soacha12. En ese contexto de discurso político, una familia proveniente de la Costa Atlántica de Colombia, llega a vivir al barrio del sector vulnerado donde residió “el flaco”13. Carlos, hombre de aproximadamente 50 años y su compañera sentimental que no pasaba de los 30 de nombre Mercedes; Sofía, una pequeña de ocho años y Maicol, un joven de 14 años. A mediados de enero, Carlos inicia a trabajar como guarda de seguridad, Mercedes en casa atendiendo a los hijos de su compañero y “el Maicol” saliendo en las noches a jugar micro con sus amigos; ¡bueno! eso decía en casa, mientras que Sofía se la pasaba durmiendo y en pijama todo el día.

Muy cerca de la vivienda de aquella familia, en el colegio donde estudió Brandon, cuyo nombre es Institución Educativa (IE) Sembradores del presente - forjadores del futuro, el equipo docente llevaba dos semanas laborando con la alegría de iniciar un nuevo año escolar y de cumplir esa misión tan importante dentro de la sociedad de acompañar en un proceso de formación integral a niños y jóvenes del municipio de Soacha, dando lo mejor de sí, buscando nuevas estrategias para llegar a la mente, corazón y espíritu de los estudiantes, animándolos a construir un proyecto de vida digno; como siempre denunciando el mal estado de la infraestructura de la institución educativa: batería de los baños obsoleta, salones con puertas y vidrios en mal estado, falta de rampa para estudiantes en condición de discapacidad, hacinamiento de los salones, pues supera los 45 estudiantes, agregando la falta de pupitres, los que hay son tan viejos, que al sentarse los niños o jóvenes se abren de patas atentando contra la integridad física de los menores, y no por negligencia de los directivos, sino porque el presupuesto que llega es insuficiente14. El cuerpo directivo animando con respeto, escucha y compromiso a su equipo de trabajo, y en el orden nacional se incrementa los asesinatos de líderes sociales, entre ellos varios docentes, razón por la cual FECODE15 convoca al primer paro nacional de 48 horas. Adicional a esto, una grave situación comienza a presentarse en Soacha, el alcalde quien en su discurso de posesión prometió diálogo, respeto, puertas abiertas, humildad y demás, no quiere recibir a los delegados de los docentes, vulnerando los derechos constitucionales del magisterio de Soacha y revelando un rostro de un mandatario que ante los medios de comunicación da discursos convincentes, pero, en la práctica no escucha, no atiende, va imponiendo. ¿Dónde quedaron las palabras del día de su posesión?

Ya era 20 de enero, pasadas las 7:00 p. m. Carlos recostado en su cama, enciende el televisor y en ese momento en noticias de uno de los canales privados de Colombia informan un nuevo caso de un virus que está afectando la salud de la población de China, muchas personas están muriendo porque se les dificulta respirar. Cambie de canal papá −dijo Sofía− ¡sí mijo!, gritó desde la cocina Mercedes, a lo que Carlos respondió: traiga más bien la comida que tengo hambre. Mercedes le alcanza ñame, arroz, patacón y un huevo frito; en ese momento Mercedes le dice, viejo, hay que poner a estudiar a Sofía porque ella se la pasa durmiendo y se está quedando atrasada. Eche, no joda −le responde Carlos− mañana mire a ver si puede matricularla en el colegio que queda cerca. Sofía hizo un gesto de desagrado, pero luego dijo −¡sí! rico tener amigos.

Carlos dirigiendo la palabra nuevamente a su compañera le pregunta ¿Dónde está el Maicol, últimamente no lo veo?

Jugando micro con los amigos del barrio −respondió enfáticamente Mercedes− y agregó: aunque yo lo he notado extraño, llega muy tarde, a veces en la madrugada y durante todo el día se la pasa acostado.

Carlos le dice: deje al chino en paz, eso es la edad, tal vez está de novio o preñando rolas, yo quiero muchos nietos, y soltó una carcajada. Que aprenda a ser macho como su padre.

Sofía mira a su papá y le pregunta ¿qué es preñar?, Carlos le contesta, dejar embarazada a la mujer.

Al instante, la conversación informal de esa familia fue interrumpida por gritos y alboroto; en la calle se escuchaba: −están peleando−, nuevamente se están enfrentando Los Caninos y Los Piratas16, se oían tiros y la gente asustada, resguardada en sus viviendas decían: −volvió la violencia al barrio−. No pasaron diez minutos cuando todo regresó a la calma, Carlos salió en busca de su hijo, y al abrir la puerta lo encuentra tirado en el andén abatido por varios tiros. Sus gritos de lamento hicieron estremecer a toda la cuadra, el dolor de un padre por perder a su hijo se hacía presente, Sofía lloraba y gritaba, mientras a Mercedes le temblaban las piernas. Los rumores del día siguiente mencionaban que un niño que no pasaba de los diez años era el que le había disparado y asesinado, al joven de 14, porque no le había pagado el perico que estaba consumiendo; además, afirmaban que era el nuevo líder de la pandilla Los Caninos.

 

En horas de la mañana, la familia de Maicol comienza a hacer una colecta para las exequias, pues no tenían recursos económicos; los vecinos del barrio se solidarizaron y apoyaron a estas personas en desgracia. Al día siguiente fue inhumado el cadáver de Maicol y aparentemente todo volvió a lo cotidiano de la vida. Por esos días, Mercedes se dirige a la IE Sembradores del presente - forjadores del futuro, para matricular a Sofía, sin embargo, no la lleva a clases; por su parte el maestro Pablo comenzó a darse cuenta que había una niña en lista, pero jamás había asistido; situación que reportó inmediatamente a coordinación, donde le dieron la instrucción que si no llegaba en esa semana, se excluyera para darle el cupo a otro estudiante.

Llegada la tarde, Pablo estaba acompañando y compartiendo clases con su grupo, cuando una visita inesperada lo interrumpe; escuchó una voz tan familiar que lo emocionó y llenó de alegría: ¡hola profe!, al mirar hacia la puerta del salón, observa a un pequeño de diez años. Es Brandon. Pablo se dirige a la puerta, saluda al niño con cariño, él lo abraza fuertemente y no para de decirle: profe, mi profe, ¡qué alegría!, todo a media lengua, porque el niño tiene una condición en su lenguaje que impide que articule correctamente las palabras.

Pablo le dice: ¡que gusto verlo!, pero ¿Acaso no estaba en un hogar de Bienestar Familiar?

Brandon le responde: Si profe, pero yo me les escapé a esos pirobos, y me vine al barrio, aquí nadie se mete conmigo.

No diga groserías, le replicó Pablo, cogiéndole la cabeza, y continuó preguntando ¿dónde y con quién está viviendo?

El pequeño Brandon le dice: en la casa que era del “flaco” y vivo con un primo, porque mi mamá y mis hermanos están en la cárcel. Ya llevo seis meses por aquí, y ahora soy el jefe de Los Caninos, ¡bueno!, mi hermano René, el mayor, al que le dicen “caremuerto” me da las indicaciones desde un celular que tiene en prisión; él organiza todo desde allá, toma todas las decisiones y el que no las siga, lo manda matar, por eso, todos me obedecen, y se sonrió.

En ese instante, el rostro de Pablo empalideció, sintió un dolor muy grande en su corazón y un vacío en el estómago, y tomándolo en sus brazos le dijo: Brandon, mijito no siga por ese camino, usted está hecho para cosas grandes e importantes, no para dañar su vida y la de los demás.

Brandon le dijo: ¿sabe algo profe?, hace pocos días me tocó darle piso a una pichurria que había llegado al barrio, porque no me quería pagar una mercancía. Si no hago eso, me la monta esa gonorrea y todas las pichurrias del barrio. Ahora sí saben que conmigo no se juega, y soy reconocido como el primo de “el flaco” y el hermano de “caremuerto”, él pronto saldrá de prisión porque está a punto de cumplir una condena de 5 años y volverá al mando de nuestra pandilla.

Pablo comprendió que Brandon había seguido los pasos de su familia, y que ya no trataba con un niño inocente sino con alguien que a su corta edad había perdido su inocencia y ahora era muy peligroso, así que decidió por su integridad y seguridad de toda la comunidad educativa, no ahondar más en el tema. Solo le reiteró que él podía ser una mejor persona, que saliera de ese camino. Brandon lo volvió a abrazar, y le dice: gracias profe, usted es de las pocas personas que me han ayudado, lo llevo en la buena. Despidiéndose marchó a su destino.

Por su parte, Pablo con aire entristecido, ingresa al salón y les dice a sus pilosos, que sueñen con ser grandes personas, que le hagan el bien a los demás, que estudien, se preparen para salir adelante, que ellos pueden superarse cada día y aportar a sus familias, al barrio, a Soacha y por supuesto a Colombia.

Finalizando la semana, un nuevo miembro llega al curso del profesor Pablo, es una pequeña de ocho años, como siempre en la puerta recibiendo a sus estudiantes, el profe saluda a la pequeña y le da la bienvenida, le pregunta ¿cuál es su nombre? Ella le responde con voz muy suave a causa del temor y timidez que genera ese primer día de clases: me llamo Sofía. ¡Por fin tengo el gusto de conocerla!, le dijo Pablo y haciéndola seguir al curso, se la presentó a sus compañeros y le asignó una silla; pidió un aplauso de bienvenida haciéndola sentir bien en un lugar extraño donde ya hay vínculos de amistad y confianza entre los miembros del grupo. Pasado un instante, Cristofer, un pequeño de nacionalidad venezolana, que se caracteriza por su respeto, amabilidad, colaboración, liderazgo y buen desempeño académico y convivencial, saluda a Sofía. Pablo le dice: a partir de hoy Cristofer va a hacer su padrino pedagógico, para que la ayude a nivelar en los temas que hemos trabajado; los menores sonríen con un gesto de agrado.

En un lapso de cinco minutos, el profesor comienza a dictar los temas del día, y desplazándose por el salón, va observando la manera como escriben los estudiantes, les corrige ortografía, uso de mayúsculas y signos de puntuación. Al llegar donde Sofía, se da cuenta que la niña no está escribiendo, la mira y le pregunta ¿por qué no escribe? Y retomando lentamente el dictado para que la menor tome nota, evidencia que no lo hace. Continúa la clase, luego llama a Sofía y le indaga la razón por la que no escribe, ella lo mira y le dice suavemente: yo no sé escribir profe, el año pasado no estudie. Pablo le dice: tranquila, no se preocupe, esta tarde hablo con sus papás.

Y así lo hizo, al terminar la jornada, al momento que llegó Carlos por la pequeña, Pablo le comenta la situación. Carlos por su parte le dice que efectivamente el año pasado no había estudiado, pero que la niña si escribía y leía. ¡Bueno señor! En ese caso usted debe reforzar en casa poniéndola a leer y escribir, para que vuelva a adquirir el hábito y no obstaculizar el proceso de la menor, porque de no ser así, no podrá adquirir las competencias de este grado escolar. Él quedó comprometido a hacerlo y que semanalmente preguntaría acerca de los avances del proceso académico de la niña dentro del aula de clase. Pablo volvió a hacerle énfasis en la situación actual que puede no solo detener el proceso académico sino afectar la emoción y autoestima de Sofía al no tener un rendimiento acorde con los estudiantes del curso, sabiendo además que no tiene ninguna condición de discapacidad, trastorno o dificultad de aprendizaje.

Al llegar a casa, Carlos le dice a Mercedes que tiene que poner a repasar a la niña, que el profesor se había dado cuenta que no leía ni escribía, luego, todos en la cama se ponen a ver televisión.

Pasó rápidamente un mes y nuevamente en noticias salen los contagios de muchas personas en el mundo a causa de un virus al que denominan COVID-1917 y ya se habla de que es una pandemia que está cobrando muchas vidas en el mundo entero; menos mal nosotros estamos bien lejos de esos lugares −dijo Mercedes−, eso no llega por aquí, palabras pronunciadas en el ocaso del 25 de febrero.

A partir del día siguiente, en todos los medios de comunicación, radio televisión, redes sociales, noticieros y periódicos solo se habla de los contagios y muertes de personas a causa del virus, un enemigo microscópico que estaba poniendo en jaque a toda la humanidad. Por primera vez en muchos años, el ser humano estaba perdiendo una de sus características: ser social por naturaleza18 o afectando su “pacto social”19, de una u otra, lo cierto es que comenzaba un aislamiento y confinamiento de las personas dejándolas sin ningún tipo de contacto entre amigos, vecinos ni conocidos. Para ese entonces, medidas necesarias para salvar vidas. En Colombia, Mercedes no se perdía ni un minuto de la información que bombardeaban los noticieros; ya estaba surtiendo efecto un pánico mundial; sin embargo, la mujer decía: menos mal estamos lejos, eso le da a gente de otros países.

Y así pasaron los días hasta cuando el viernes 6 de marzo el Ministerio de Salud confirma el primer caso de COVID-19 en Colombia20, lo adquirió una connacional proveniente de Milán, Italia; se comienzan a disparar las alarmas. En Soacha, los medios locales de comunicación tales como Periodismo Público.Com21, Periódico CVe, Noticiero Momento 24 del canal HV televisión, Radio Rumbo y Emisora Punto Cinco, desde hace una semana estaban haciendo reportajes acerca del lanzamiento de la última novela de un escritor soachuno que tendría lugar el 6 de marzo en un bar literario del municipio a las 7:00 p. m., acompañan al escritor en ese evento su familia, amigos, colegas y conocidos. Todos celebrando, no imaginaban lo que acontecería días después.

El lunes 9 de marzo, en la IE Sembradores del presente - forjadores del futuro, Sofía llega, saluda con cariño y como de costumbre, el profe Pablo la recibe con un saludo de motivación y le dice, al igual que al resto de niños, que prepare una pequeña lectura que hoy va a realizar control; usa esta estrategia de estudio y repaso en el aula, porque sabe que en casa los padres no acompañan el proceso de los menores. Todos entusiasmados participan activamente; la pequeña Sofía con una lectura silábica, es decir sílaba a sílaba, muestra un pequeño avance, el cual es aplaudido por Pablo, quien sabe muy bien que esto activa el aprendizaje de la menor. Al salir a descanso ve como se divierten los pequeños jugando con las bolas de piquis o canicas, parqués, dominó, ajedrez, damas, muñecas, cartas, carros, lazo, golosa y demás entretenciones que brindan unos descansos pasivos y divertidos evitando un riesgo de accidentalidad en una infraestructura pequeña para el esparcimiento de los educandos.

Había pasado rápidamente la semana; eran las 5:30 p. m., terminando la jornada escolar el viernes 13, una atmósfera de misterio invadió el lugar, un frío intenso acompañado de viento se sentía en el patio; mientras los estudiantes se despiden con un fuerte abrazo de su maestro, cada uno va para su casa, sin siquiera pasar por sus mentes que se estaban despidiendo unos de otros por muchísimo tiempo, tal vez, de algunos para siempre…

La pandemia de la COVID-19 en Colombia estaba generando un incremento de casos día a día y como el sistema de salud colombiano es tan precario, el Gobierno nacional estaba tomando medidas para evitar un colapso en hospitales y clínicas. Para aumentar su popularidad decía ante los medios que las decisiones que tomaba eran para salvar vidas humanas, declaraciones que fueron muy bien recibidas por el pueblo. De pasar de un nivel de popularidad bajo, comenzó a crecer su aceptación. En la tarde del domingo 15 de marzo, estando acostados viendo televisión Carlos, Mercedes y Sofía ven y escuchan un anuncio dado por el presidente de Colombia Iván Duque Márquez22, acompañado por el ministro de Salud y Protección Social, Fernando Ruíz Gómez y la ministra de Educación María Victoria Angulo, donde informaba a todo el pueblo que a partir del lunes 16 de marzo y hasta nueva orden se suspendían las clases presenciales en los colegios públicos y privados, al igual que en las universidades, iniciando un aislamiento preventivo obligatorio con el propósito de desacelerar la curva de contagios en el país, que a esa fecha eran 4523.

Sofía dice a su padre: ¡uy! mañana no tenemos clase ¡qué rico!, podré dormir todo el día; Mercedes interviene señalando: no señora, debe repasar o si no, quién se aguanta a ese profesor, a lo que Carlos replica: ¡qué cucho tan fastidioso!, pero no comprendían lo que se venía porque iniciaba un trabajo virtual donde la conectividad de millones de hogares es nula; uno de ellos, el de Sofía, pues no tienen computador, ni internet, y el celular que maneja Mercedes, aunque con datos, solo lo usaban para chatear, estar en redes sociales y hablar con la familia. La noche se tornó más oscura que de costumbre preludiando una experiencia mundial de tinieblas, a las 7:30 p. m., se escuchan voces provenientes del parque que queda en frente de la casa de la familia de Sofía, era Brandon y su pandilla que estaban comentando a carcajadas el resultado de una vuelta hecha al obispo de la Diócesis Desconocida. Sin pudor alguno, narraban paso a paso lo que habían hecho.

 

Ya de madrugada, Carlos se dirige a su trabajo, Mercedes durmiendo en compañía de Sofía, les da mediodía, del colegio les envían unas guías las cuales las suben a la página institucional para que vayan trabajando dos semanas, pero ellas no se dan por enteradas, porque su prioridad es dormir. A la par, todas las instituciones educativas de Soacha comienzan a realizar trabajo virtual de planeación, organización y preparación, siguiendo las indicaciones del Ministerio de Educación Nacional y la Secretaría de Educación de Soacha. El primer gran error cometido por este ente territorial fue modificar el calendario académico y adelantar el periodo de receso de vacaciones de junio para el periodo comprendido entre el 30 de marzo y el 19 de abril24, pues se dejaron llevar por la inmediatez y el rigorismo normativo; mientras el resto de entes territoriales de Colombia continuaron con el calendario sin afectar el tiempo de estudiantes, padres de familia, docentes y directivos docentes.

Al regresar Carlos del trabajo siguen viendo noticias, las cuales dan la misma información acerca de la evolución de la COVID-19 en Colombia, con tono de alarma, van fomentando el pánico, porque hablar de este virus en ese momento, era hablar de contagio que lleva a la muerte. Mercedes, recién levantada, atiende a su marido, quien le dice: Mechas, la situación se está poniendo jodida, hay que tener cuidado no vayamos a resultar contagiados por esa mierda. A lo que Mercedes le responde: cállese, nosotros no salimos ni siquiera a Melgar, mucho menos fuera del país; Carlos le replica: pero yo trabajo en un edificio de ricos, y ellos sí viajan, y usted hace aseo tres veces a la semana donde la esposa de un político, porque como la despidieron de la iglesia. La pequeña Sofía recién despertaba cuando les pregunta: −¿de qué hablan?− Y Carlos le responde: de nada, vuélvase a dormir.

En ese momento suena el celular de aquel hombre y una voz de mujer le dice: hola, ¿qué haces? Con una sonrisa en los labios Carlos responde: hola, ¿cómo estás?, aquí descansando con la niña. La mujer le dice: oye, quiero verte… Pero él le cambia el tema, y se despide rápidamente. Mercedes con curiosidad y malicia le cuestiona −¿quién llamó?− Sin dudarlo un instante, le responde: −era Leonor su hermana−. Mercedes baja la cabeza y se retira al baño, allí se mira en el espejo, tuerce un poco los labios y piensa: ¿qué querrá ahora? Hace más de tres años que no sabíamos de ella, pero no se atrevió a comentarle nada a Carlos.

Al salir del baño, Carlos le dijo: me vi frente a frente con Brandon. Estaba acompañado por más de seis jóvenes entre los 15 y 17 años. Tuve que contenerme para no reclamarle por la muerte de Maicol, estaba seguro de que al hacerlo iba a ser agredido por los miembros de la pandilla, ¡Mercedes!, tuve deseos de matar a ese hijueputa. El cínico me miró, se sonrió y me dijo: cucho, todo bien, no hay lío con usted ni su familia, la deuda fue saldada.

La mujer lo abrazó y le replicó: no podemos hacer nada, si denunciamos esa plaga, nos matan; son muchos y parece que están en todas partes. La vida se encargará de hacer justicia. De inmediato se dirigieron a la cama y se acostaron, aquella noche pasó en calma.

En un abrir y cerrar de ojos, era 24 de marzo, día en que se inició la cuarentena en Colombia25. Todas las personas fueron confinadas obligatoriamente en sus casas, cerraron las empresas, centros comerciales, bares, templos, lugares de culto, gimnasios, se detuvo la prestación del servicio de transporte y el comercio; lo único que permitieron abrir fueron las tiendas de barrio, las grandes cadenas de almacenes con ventas a domicilio y las droguerías. El país entero se paralizó, todas las familias dentro de sus viviendas comenzaron a padecer un drama por el encierro, por no tener recursos económicos y en algunos casos violencia intrafamiliar, a causa de la convivencia de 24 horas con los miembros del hogar. A partir de esta fecha las personas tuvieron que asumir un cambio de vida, los medios de comunicación acuñaban el término de reinventarse, lo cierto es que se trataba de adaptarse a los nuevos desafíos que la vida estaba poniendo en el camino en todos los aspectos y dimensiones.

Carlos podía ir a laborar, con un permiso especial, puesto que era guarda de seguridad, en cambio Mercedes no volvió a trabajar en la casa de la familia del político, se dedicó a cuidar a Sofía. Brandon se reunía en las noches de manera clandestina con sus amigos en su casa y Pablo junto con todos los docentes de Colombia, tanto del sector público como privado, se disponían a planear, organizar y proyectar las nuevas clases a distancia que darían a sus estudiantes animados por los directivos docentes, es decir, los coordinadores y rectores. Desde ese momento el presidente Iván Duque inauguró un programa que se transmitía todos los días a las 6:00 p.m. donde informaba el avance de la pandemia y de manera pedagógica socializaba muchos aspectos hasta que se desvirtuó por la auto publicidad, imprecisiones y distorsión de la realidad26. A medida que pasaban los días, la situación se ponía más compleja, y llegando el 20 de abril, se inician las clases virtuales en el municipio de Soacha.

¡Vaya! ¡Qué sorpresa!, la Secretaría de Educación de Soacha no aportó ni un solo peso para estas clases, los docentes pusieron su computador personal, celular personal, plan de datos e internet hogar para llegar a los estudiantes de las 24 instituciones educativas del sector público de Soacha y en noticias la Ministra de Educación daba informes de los avances de conectividad del Gobierno nacional. ¡¿Perdón?! Si en Soacha el magisterio no hubiera puesto al servicio de los estudiantes y sus familias sus elementos de uso personal, no se hubiera podido tener comunicación alguna con la comunidad educativa ¿Qué recursos invirtió el alcalde de Soacha para la educación virtual en tiempos de pandemia?

Como siempre Pablo, organizado, logró abrir grupo de correo electrónico para los padres de familia donde podían enviar las guías resueltas por sus hijos, al igual que grupo de WhatsApp donde a diario y en su jornada laboral tenía comunicación directa con sus estudiantes; además, que de manera asertiva, la IE Sembradores del presente - forjadores del futuro, colgaba en su página los mismos documentos, es decir, la información le llegaba a las familias por diversos medios. Lo importante es que los estudiantes tuvieran material para trabajo en casa orientado desde la virtualidad por sus docentes. Durante las cuatro primeras semanas Sofía enviaba sus actividades resueltas a través del correo electrónico de Mercedes, pero de un momento a otro dejó de hacerlo.

Precisamente por esos días, Mercedes salió de su casa a mercar, aprovechando el pico y cédula27. Eran como las 5:30 p. m.; en la vivienda, Sofía estaba sola porque Carlos no había regresado del trabajo. La tarde estaba oscura y llovía muy fuerte, cuando de pronto, una mujer vestida de overol negro, botas de caucho del mismo color y un paraguas, se acerca por el parque a la residencia de Carlos, toca a la puerta y la niña abre sin preguntar, la mujer empuja la puerta, toma a la niña de los brazos e ingresa sin explicación alguna. Sofía asustada dijo: ¿mami? La mujer le responde: −hola hija, pensé que no te acordarías de mí. Sofía quedó inmóvil, no se lanzó a sus brazos como podría esperarse, y la mujer tampoco. No pasaron dos minutos cuando Mercedes arribó a su vivienda y detrás de ella Carlos, esa casa se convirtió en una batalla campal; después de la sorpresa, de insultos, gritos y llanto, Carlos interviene diciendo: ¡Ya basta! Vamos a hablar.

Mercedes con rostro molesto le dice a la mujer: ¿Leonor, a qué ha regresado? Su hermana sin dudarlo le responde: a recuperar lo que es mío, no voy a dejar que siga disfrutando a mi marido y a mi hija. No sea cínica, −le refuta Mercedes− usted fue la que abandonó el hogar por irse con ese traqueto. Mi único pecado fue enamorarme de Carlos y darle cariño y cuidado a Sofía y a Maicol, mientras usted se olvidaba de ellos.

Con una carcajada, postura corporal y tono desafiante, Leonor responde: pues de malas, yo vine para quedarme y la que se tiene que ir inmediatamente de esta casa es usted ¿No es cierto Carlos? Aquel hombre agachó la cabeza, no pronunció ni una silaba en favor de la una ni de la otra. Sofía llorando, escuchaba todas esas cosas. Mercedes se dirige donde la niña, se agacha, la abraza fuerte mientras va despidiéndose, porque efectivamente esa tarde noche, en medio de la lluvia, la tía de Sofía se va de la casa.

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