Mujeres asombrosas

Текст
0
Отзывы
Читать фрагмент
Отметить прочитанной
Как читать книгу после покупки
Шрифт:Меньше АаБольше Аа

Saida Ortiz Sedano

Juan Carlos Lancheros Gámez

Ilustraciones de

Alinailustra y Yafanair Medina

Catalogación en la publicación – Biblioteca Nacional de Colombia

Ortiz Sedano, Saida

Mujeres asombrosas / Saida Ortiz Sedano y Juan Carlos Lancheros Gámez; ilustraciones de Alinailustra y Yafanair Medina. – Bogotá: MindAct Consulting & Technology Group: Derecho Justo, 2022.

ISBN 978-958-53928-0-9 (impreso)

978-958-53928-1-6 (pdf)

978-958-53928-2-3 (ePub)

1. Mujeres – Colombia – Biografías 2. Mujeres en el desarrollo – Colombia I. Ortiz Sedano, Saida II. Lancheros Gámez, Juan Carlos III. Alinailustra, ilustrador il. IV. Medina, Yafanair, ilustrador il. V. Título

CDD: 920.7209861 ed. 23

CO-BoBN— a1088547

© MindAct Consulting & Technology Group S.A.S.

Tel: (601) 3174238723

mindactconsulting.co

© Derecho Justo

Tel: (601) 3113871587

derechojusto.co

© Saida Ortiz Sedano y Juan Carlos Lancheros Gámez; autores

© Alinailustra y Yafanair Medina; ilustradoras

La presente edición, 2022

ISBN: 978-958-53928-0-9 (impreso)

ISBN: 978-958-53928-1-6 (PDF)

ISBN: 978-958-53928-2-3 (ePub)

Investigación

Luis Hernando Orjuela Arias

Leonora Orjuela Arias

Dirección editorial

Johana Haydee Forero Rodríguez

Corrección de estilo

María José Díaz Granados M.

Diseño y diagramación

Gloria Díazgranados M.

Ilustración de la cubierta

Alinailustra

Conversión ePub: Lápiz Blanco S.A.S.

Hecho en Colombia

Made in Colombia

Está prohibida la reproducción total o parcial de este libro por cualquier medio sin la autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales de autor.

No sabía lo que quería hacer, pero sabía la mujer en la que quería convertirme.

Diane von Fürstenberg

Define el éxito en tus propios términos, consíguelo bajo tus propias reglas y construye una vida de la que te enorgullezcas.

Anne Sweeney

Conoce más acerca de nosotros en: mujeresasombrosas.co

Prólogo


A lo largo de nuestra vida conocemos personas que nos inspiran a buscar nuestra mejor versión. Ya sea por su valentía o determinación, por su carisma y amor, por su fuerza y empuje, ellas nos invitan, con la autoridad de su ejemplo, a seguir nuestro propio camino, a creer, a darnos cuenta de que siempre es posible vivir una vida plena.

Hoy compartimos contigo las historias de 52 mujeres colombianas que nos asombran porque se atrevieron a dar lo mejor de sí a pesar de las circunstancias o gracias a ellas. Muchas son pioneras, se han enfrentado a desafíos complejos, difíciles y retadores, y han sido capaces de encontrar la manera de hacer frente a la adversidad para alcanzar sus sueños. Varias de ellas siguen trabajando en diferentes ámbitos de la vida nacional siendo fieles a ellas mismas; cada día escriben su propia historia y la nuestra.

Los logros de estas mujeres nos honran. Han sido el fruto de decisiones audaces que, en muchos de los casos, requirieron arduas horas de dedicación y esfuerzo, ya sea en la privacidad de su hogar o su trabajo, en bibliotecas y laboratorios, a veces por elección, a veces por la fuerza de las circunstancias, de día y de noche, sin pretender el aplauso o el reconocimiento, en ocasiones con todo en contra y, sin embargo, han alcanzado la satisfacción de atender el llamado de su corazón.

De allí que, aunque varias de ellas han sido reconocidas públicamente – incluso frente a todo el planeta—, la gran mayoría ha logrado grandes resultados viviendo extraordinarias vidas ordinarias, haciendo lo que corresponde en cada momento. En ocasiones, las cosas más importantes ocurren en silencio y, con mucha frecuencia, ante nuestros ojos sin que apenas nos demos cuenta.

En esta breve compilación podrás encontrar deportistas, abogadas, pintoras, científicas, físicas, periodistas, exploradoras, chefs, abuelas, ingenieras, parteras, madres, médicas, emprendedoras, líderesas, gerentes, políticas, entre muchas otras; mujeres de distintas épocas, orígenes, edades y razas. Sus historias son la muestra de que existen infinitas posibilidades.

Esperamos que encuentres en ellas una fuente de inspiración y, si es así, nos encantaría que nos compartas tus sueños y que nos cuentes tu historia. En mujeresasombrosas.co te esperamos con más información, recursos y herramientas adicionales para caminar a tu lado y acompañarte a hacer tu propio camino.

Saida y Juan Carlos Hijos de mujeres asombrosas


La Gaitana
Timaná, Siglo XVI


La Gaitana, como la nombraron los españoles, era cacica del pueblo Yalcón.

TIMANÁ, SIGLO XVI

Su nombre real era Guaitipán y encarna la valentía, la fuerza y la inteligencia de los pueblos indígenas colombianos. Durante la Colonia, el conquistador español, Sebastián de Belalcázar, le había encomendado a Pedro Añasco fundar Timaná para comunicar los asentamientos de Popayán y el río Magdalena. Añasco empezó a someter a los pueblos indígenas de la región y, cuando lo nombraron gobernador, se propuso terminar su misión imponiendo mayores impuestos a los nativos. Para eso, mandó a reunir a los principales líderes indígenas entre quienes estaba Guaitipán. Pero se negó a hablar con ella por ser mujer y, en su lugar, solicitó encontrarse con Timanco, segundo en rango e hijo de Guaitipán.

Por respeto hacia su madre, Timanco se rehusó a presentarse y Añasco ordenó su asesinato. Con los brazos atados a un palo, Timanco fue incinerado ante los ojos de su mamá. Pero el acto con el que Añasco esperaba sembrar terror, preparó el terreno para la rebelión. Guaitipán convocó a los guerreros de los pueblos piramas, paeces, guanacas, panaos y pijaos para emboscar el campamento de Añasco. Mujeres y hombres indígenas arrasaron con los españoles, capturaron a Añasco y terminaron con su vida. Sin embargo, la acción de Guaitipán no se redujo a una venganza. Convenció al cacique Pigoanza, principal líder yalcón, y a otros caciques de emprender la batalla para lograr su liberación.

Guaitipán dirigió muchas campañas y venció varias veces a sus adversarios. La estrategia, el conocimiento de la región y la unión fueron sus mejores cartas. El éxito estaba garantizado. Quizás su propósito se habría logrado si el cacique Matambo no hubiera cometido traición. A pesar de ello, su valentía y liderazgo se inmortalizaron en los relatos orales que vencieron al tiempo.


Manuela Beltrán
Socorro, 1724


Manuela fue una mujer revolucionaria.

SOCORRO, 1724

“¡Viva el rey y muera el mal gobierno!” fue el grito que se generalizó después de que Manuela rompiera el edicto del Ayuntamiento del Socorro. En ese papel, el virreinato de la Nueva Granada ponía más impuestos. Con este acto, Manuela cambió la historia de Colombia. Aunque fue tan discreta que se conocen pocos detalles de su vida, se sabe que creció en una modesta familia que manufacturaba tabacos y, a sus 57 años, desató una revolución sin precedentes, la rebelión de Los Comuneros.

A lo largo del país, los ánimos estaban caldeados. El 16 de marzo de 1781, más de dos mil manifestantes se habían congregado en la plaza de mercado y se dirigían a la casa del alcalde para expresar su descontento. A las tensiones se sumaba la prohibición de sembrar tabaco como estrategia para promover la producción de los españoles. Esto afectaba los bolsillos de todas las clases sociales, pero golpeaba especialmente a las más pobres.

En medio del agite, Manuela, una vendedora de la plaza, se abrió paso entre la multitud para llegar a la puerta de la alcaldía, arrancó el edicto y lo rompió frente a la gente. Su acción encendió la chispa y desató una rebelión general. Miembros de distintas clases sociales e indígenas se incorporaron al movimiento y se gestaron todo tipo de alianzas. El levantamiento se propagó. El pueblo eligió a Juan Francisco de Berbeo como general de los insurrectos, se creó la Junta Revolucionaria del Común, de donde provino el nombre de comuneros, y emprendieron la marcha hacia Santafé.

El rastro de Manuela se perdió después de la revolución, sin embargo, es símbolo del nacionalismo prerrevolucionario y la primera heroína de la lucha emancipadora.


María Antonia Santos Plata
Pinchote, 1782–1819


Antonia fue una mujer revolucionaria.

PINCHOTE, 1782–1819

La insurrección de Los Comuneros esparció el descontento contra el gobierno colonial. Su familia era cercana a los movimientos que buscaban la emancipación del Nuevo Reino de Granada. Ella creció en ese ambiente rebelde. Fue criada con la educación típica de una mujer de la época: tareas del hogar, aritmética, escritura y lectura. Tras la muerte de su madre, asumió el rol de guía moral de su familia.

 

Para esa época, se implantó el Régimen del Terror español que buscaba el ajusticiamiento de las personas pertenecientes al movimiento independentista y, en respuesta, comenzaron a surgir las primeras guerrillas para luchar contra quienes defendían la monarquía. Antonia organizó la guerrilla de Coromoro, primera del Socorro, que se caracterizó por ser la mejor organizada y una de las que peleó con mayor valor. El centro de operaciones se ubicó en la hacienda El Hatillo, donde ella había crecido. Inicialmente, contó con 40 miembros, pero la cifra creció a medida que el terror de la Reconquista se fue difundiendo.

El 12 de julio de 1819, el capitán Pedro Agustín Vargas apresó a Antonia y a algunos familiares suyos. Durante su detención le ofrecieron piedad por su vida a cambio de información sobre la ubicación de las guerrillas. Antonia se negó. El 16 de julio dictaron su sentencia de muerte y el 28 fue llevada al cadalso en la plaza del Socorro. Ella subió con su postura digna. Ató las puntas de su vestido con un pañuelo para evitar que se levantara tras el disparo que finalizaría su vida. La tristeza por su temprana partida, a los 37 años, invadió el lugar y los habitantes juraron continuar la lucha antirrealista. La guerrilla de Coromoro combatió con todas sus fuerzas a las tropas que iban a auxiliar a Barreiro en Boyacá. Esta acción fue decisiva para la independencia nacional y Antonia pasó a la historia como una heroína.


Policarpa Salavarrieta Ríos
Santafé, 1795–1817


La Pola fue espía.

SANTAFÉ, 1795–1817

Nació en una familia de agricultores y comerciantes. Su padre participó en la Revolución de Los Comuneros y cuando los ánimos se calmaron regresó al Socorro, pero la persecución contra los rebeldes obligó a que se desplazara hacia Bogotá con su familia. En 1802, su padre, su madre y dos hermanos murieron en la oleada de contagios de viruela negra que se desató en la ciudad. A sus 9 años, La Pola tuvo que mudarse con su hermana mayor a Guaduas.

En su adolescencia se dedicó a la modistería y empezó a involucrarse en la lucha independentista. Así conoció a Alejo Sabaraín, su novio, quien se unió a la milicia tras el grito de independencia. Policarpa volvió a Bogotá y empezó a trabajar de niñera y modista. Por un breve periodo regresó a Guaduas, a ayudar a los republicanos a huir del Régimen del Terror hacia los Llanos. Pero Alejo cayó preso y el coronel José Ignacio Rodríguez le pidió a La Pola que se infiltrara como espía en Bogotá aprovechando su habilidad con la aguja. A su llegada se hospedó en casa de Andrea Ricaurte, lugar de encuentro de mujeres espías y militares.

Después de su liberación, Alejo se unió a los grupos de llaneros que planeaban la toma de Bogotá. Los españoles pagaron a quien diera información y orquestaron la detención de varios miembros de la red de espionaje. En principio, Policarpa no se escondió, pero cuando Alejo cayó preso de nuevo, decidió ocultarse. El coronel Iglesias logró rastrearla y el 10 de noviembre fue recluida en el Colegio Mayor del Rosario. “¡Pueblo indolente! ¡Cuán distinta sería hoy vuestra suerte si conocierais el precio de la libertad! Pero no es tarde. Ved que, mujer y joven, me sobra valor para sufrir la muerte y mil muertes más. ¡No olvidéis este ejemplo!”, fueron sus palabras antes de ser fusilada el 14 de noviembre de 1817, a sus 22 años.


María Estefanía Parra Chinchilla
Paipa


María Estefanía fue exploradora.

PAIPA

Tenía aproximadamente 12 años cuando jugó un rol fundamental para el triunfo en las batallas del Pantano de Vargas y el Puente de Boyacá. Creció en un hogar humilde y los lugareños la reconocían porque siempre la veían emprender largas excursiones en la región para conocer los terrenos. Gracias a esto, María Estefanía guio al ejército libertador. Su misión consistía en identificar rutas de tránsito para que las tropas se abrieran un camino ágil y discreto, y daba información sobre los movimientos de los españoles.

El ejército realista buscaba llegar a Santafé y unir fuerzas con el virrey, así que decidieron viajar por el Puente de Boyacá para seguir el camino real. María Estefanía enrutó al ejército libertador entre Bonanza y Tunja para avanzar, acortar camino durante la noche e interceptar a José María Barreiro, coronel español. Así, los patriotas lograron llegar primero a Tunja y pudieron vigilar los movimientos de los realistas desde el Alto de San Lázaro.

A las 2:00 p. m., los patriotas llegaron a la Casa de Teja y sorprendieron a la vanguardia realista en su hora de almuerzo. El general Santander y sus hombres los forzaron a retroceder hasta el Puente de Boyacá. Mientras el resto de los españoles se aproximaba, el grupo del general Anzoátegui les cortó el camino. Bolívar se ubicó en una colina equidistante entre el puente y la casa. El bando de los realistas estaba rodeado y quedó incomunicado, separado por el río Teatinos y la vanguardia patriota. Se piensa que María Estefanía también dio la señal de alarma cuando parte de la fuerza española se desplegó al norte del puente. Corrió con los patriotas y les señaló un vado del río Teatinos para que Santander pudiera cruzar. Gracias a sus indicaciones la estrategia dictó el triunfo en el Puente de Boyacá. La niña que enseñaba caminos nos condujo a la libertad.


María Laura de Jesús Montoya Upegui
Jericó, 1874–1949


María Laura fue educadora, misionera y evangelizadora católica.

JERICÓ, 1874–1949

Tan pronto como nació su niña, doña Dolores Upegui envió a su esposo, Juan de la Cruz Montoya, a bautizarla. “Antes de ser hija nuestra, primero tiene que ser hija de Dios”. Ese sencillo acto tuvo un eco poético que ninguno de los padres de María Laura anticipó. En mayo de 2013, se convirtió en la primera santa de Colombia después de ser canonizada por el papa Francisco.

Perdió a su padre a los 2 años, así que en su infancia transitó de casa en casa. A los 11, ingresó al Colegio del Espíritu Santo en Medellín, el cual dirigía su tía María de Jesús Upegui, quien era religiosa. Como no tenía dinero, se retiró y se fue a vivir a una finca en San Cristóbal, donde se dedicó al cuidado de una tía y a la lectura de la Biblia y sintió el llamado para volverse religiosa.

A los 16 años, María Laura ingresó a la Escuela Normal de Institutoras y se dedicó a impartir catequesis. Pero un día sintió una imperiosa necesidad: “me vi en Dios y cómo me arropaba con su paternidad haciéndome madre, del modo más intenso, de los infieles. Me dolían como verdaderos hijos”. María Laura decidió compartir la palabra divina con los pueblos indígenas. En su época, este acto era bastante transgresor. Las labores del misionero se consideraban estrictamente masculinas. A pesar de la desaprobación, convivió con comunidades indígenas, aprendió su lengua, defendió su cultura. La piedad de su corazón quedó plasmada en las obras que escribía, hasta que el abrazo de una larga enfermedad dictó su partida. Por la bondad de sus obras, la Arquidiócesis de Medellín propuso su beatificación. Encomendadas a su piedad, dos personas recibieron la gracia de sus milagros. María Laura, la hija de Dios, lo acompaña ahora como santa.

Бесплатный фрагмент закончился. Хотите читать дальше?
Купите 3 книги одновременно и выберите четвёртую в подарок!

Чтобы воспользоваться акцией, добавьте нужные книги в корзину. Сделать это можно на странице каждой книги, либо в общем списке:

  1. Нажмите на многоточие
    рядом с книгой
  2. Выберите пункт
    «Добавить в корзину»